Cómo casarse (desde la perspectiva de un niño pequeño)

Mientras veíamos al Rayo Mcqueen la otra noche, mi pequeño amigo se detuvo y preguntó muy seriamente “Ashley, ¿cómo hago para casarme?”

“Mateo, ¿con quién quieres casarte?”

“¡Me quiero casar contigo! Creo que necesito un anillo. ¿Me prestas el tuyo?”

Después que se lo di, me agarró la mano y dijo: “Ahora estamos casados. ¡Vamos a comer pastel!”

Mi pensamiento inmediato, (aparte de que es un chico lindo), fue: “Chipas, le está preguntando a la persona equivocada la forma de casarse”. Como adulta soltera de veintitantos años con una vida sentimental casi inexistente, soy probablemente la menos experimentada para responder a esa pregunta. ¡Entonces empecé a desear que mi pequeño amigo de dos años tuviera razón y fuera así de simple!

Joven pareja casados, frente al Templo

Así que, ¿cómo me caso? Bueno, voy a ser completamente honesta al admitir que todavía no tengo una buena respuesta, pero cuando la tenga, me aseguraré de compartir mis conocimientos con el mundo y se creará una aplicación para su uso conveniente, estoy segura. Lo que puedo ofrecer son las lecciones que he aprendido desde la simple perspectiva de un niño.

En primer lugar, le doy crédito a sus padres que le han enseñado la importancia del matrimonio, incluso cuando todavía es muy joven. Él entiende que desea este don, y también entiende que tiene que hacer algo para que este don pueda ser recibido. Esta lección se puede aplicar a cada adulto soltero. A veces, parece que mis amigas y yo actuáramos como si no deseáramos casarnos porque estamos avergonzadas de que este deseo aún no se haya cumplido. Por momentos parece que vamos a aceptar y admitir ese deseo, pero más a menudo tendemos a no admitir que tenemos que hacer algo al respecto de estos deseos, de modo que puedan ser cumplidos. Este pequeño de dos años de edad, tomó más acción en cinco minutos de lo que yo suelo tomar en un año para que el matrimonio suceda para mí.

Después, creo que tendemos a complicar todo el proceso de llegar al matrimonio. Al principio pensaba que esto era sólo un problema de las mujeres como tendemos a pensar y suponer una buena parte del tiempo. Entonces hablé con algunos de mis amigos varones y vi que en realidad parece ser un problema universal. Comienza con hacer realmente complicado todo el proceso de tener citas y hacer un asunto más grande de ello de lo que es realmente necesario. Dejamos que lo que los demás piensan se interponga en nuestro camino. En la perspectiva de este pequeño hombre todo lo que tiene que hacer es encontrar una persona adecuada, hacerle la pregunta, y luego pasar a la torta. Muy bien, entonces encontrar una persona adecuada quizá sea la parte más difícil, pero si abrimos los ojos es posible que nos sorprendamos de la cantidad de opciones que el buen Dios ha puesto delante de nosotros.

En tercer lugar, no dejen preguntas, dudas o confusión en su camino. Mateo tenía una pregunta, así que la hizo. Si nos encontramos en una relación con otra persona y no sabemos lo que está pasando, o cómo avanzar, podemos aprender de su pregunta directa. Podemos preguntar. Cuando hacemos una pregunta abrimos las puertas a la comunicación. Hacer preguntas es también la mejor manera que se me ocurre para llegar a conocer mejor a alguien. Si no se está seguro de cómo pedir una cita a una chica, pregunte a sus padres, o a un amigo, o pregunte a sus líderes de la iglesia. Ellos estarán sin duda llenos de un montón de consejos. Chicas, si no saben cómo hablarle a un varón, hagan una pregunta. Ellos podrían incluso responder y empezar la conversación por ustedes.

Por último, ¡emocionarse por el pastel! Lo que quiero decir es darse cuenta de que el matrimonio no es algo para ser rechazado o temido. Piensen en la alegría que traerá a tu vida. Luego trabajen por ese objetivo. Quién sabe cuánto tiempo les tomará conseguir los ingredientes necesarios para hacer bien la torta, pero oigan, cualquier buen panadero sabe que se puede inventar nuevas recetas con diferentes ingredientes en el proceso. Tal vez van a tener algunos pastelitos de muestra mientras esperan su gran pastel al final del proceso.

Así que, en mi pensamiento más simple, me enteré de que hay mucho que aprender de alguien de dos años de edad, ¡incluso sobre el matrimonio! Recuerden sus deseos, actúen de acuerdo con esos deseos, hagan preguntas, y ¡estén emocionados por el futuro!

Este artículo fue escrito por

Ashley Dewey

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