La expiación de Jesucristo es la doctrina más central de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Los Santos de los Últimos Días creen que toda la humanidad puede ser salvada a través de la Expiación de Jesucristo, y que Él puede empatizar con todos los sufrimientos, enfermedades y dolores inherentes a la mortalidad.
A lo largo de la historia de la Iglesia restaurada de Cristo, sus líderes y miembros han hecho un énfasis sagrado en el Getsemaní como el lugar donde Cristo sufrió por los pecados y las aflicciones de la humanidad. Por lo tanto, para muchos Santos de los Últimos Días, el Getsemaní se ha convertido en un foco central de la Expiación de Cristo.
Sin embargo, tanto los profetas antiguos como los modernos nos han animado a mirar también a la Crucifixión de Jesucristo como una fuente de salvación.
El sacrificio de Jesucristo es parte integral de la expiación de Cristo. Los Santos de los Últimos Días pueden acercarse a Dios y desarrollar un mayor aprecio por la Expiación a medida que estudian y reflexionan sobre la importancia de la Crucifixión en sus vidas.
El Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, y las enseñanzas de los Profetas modernos dan a los Santos de los Últimos Días razones importantes para prestar más atención a este tema vital.
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1. El Libro de Mormón tiene mucho más que decir sobre la muerte de Cristo que sólo Su sufrimiento en Getsemaní
El Libro de Mormón puede darle a los Santos de los Últimos Días un profundo aprecio por el sacrificio de Cristo. De muchas maneras, el libro enriquece nuestra comprensión de los sufrimientos del Salvador en Getsemaní (Mosíah 3:7; Alma 7:11), pero también enfatiza constantemente la muerte de Cristo como una parte clave de Su Expiación.
Si bien sólo algunos pasajes del Libro de Mormón aluden potencialmente al sufrimiento de Cristo en Getsemaní, más de 40 versículos enseñan la importancia de Su Crucifixión.
Por ejemplo, la crucifixion de Jesús es un tema recurrente en el Libro de Mormón. Jesucristo enseñó mejor este concepto cuando visitó a los nefitas en América (3 Nefi 27: 14-15)
“Y mi Padre me envió para que fuese levantado sobre la cruz; y que después de ser levantado sobre la cruz, pudiese atraer a mí mismo a todos los hombres, para que así como he sido levantado por los hombres, así también los hombres sean levantados por el Padre, para comparecer ante mí, para ser juzgados por sus obras, ya fueren buenas o malas;
Y por esta razón he sido levantado; por consiguiente, de acuerdo con el poder del Padre, atraeré a mí mismo a todos los hombres, para que sean juzgados según sus obras.”
En estos versículos, cuando Jesucristo habla de Su evangelio y Su expiación, lo hace refiriéndose a Su crucifixión. El hermoso propósito de la Crucifixión de Cristo, tal como lo define Él mismo, es exaltar a toda la humanidad si es que deciden aceptar Su expiación (Moisés 1:39).
2. Las marcas de la Crucifixión de Cristo fueron tan importantes que Jesús las mantuvo después de Su resurrección
Después de soportar el dolor y el sufrimiento infinitos de la Expiación, Jesús resucitó de entre los muertos en un cuerpo resucitado, glorificado y perfeccionado. Sin embargo, su cuerpo “perfecto” todavía llevaba las marcas de la Crucifixión, las huellas de los clavos en Sus manos y pies, y la incisión en su costado.
Al menos una de las razones por las que Cristo mantuvo estas señales fue que fuese identificado como el Hijo de Dios y el Salvador del mundo (Strathern, “Christ’s Crucifixion: Reclamation of the Cross”).
Para los discípulos en el Nuevo Testamento, las huellas de los clavos en las manos de Cristo indicaban que Él era el mismo hombre que había muerto en la cruz, pero que ahora estaba vivo (Juan 20:27; Lucas 24:39).
Los nefitas en las Américas nunca habían visto a Jesucristo, sin embargo, la marca en su costado puede haber ayudado a identificarlo como alguien que había sido sacrificado. El académico mesoamericano Mark Wright explicó:
“Para un pueblo inmerso en la cultura mesoamericana, la señal de que una persona había sido sacrificada ritualmente se daba con una incisión en el costado [de la persona], lo que sugiere que se le habían quitado el corazón.”
Los discípulos en el Viejo Mundo sabían que Jesús había muerto; las marcas en su cuerpo eran el testimonio de que había resucitado de entre los muertos. Los discípulos en el Nuevo Mundo claramente vieron a Jesús vivo; las marcas en Su cuerpo les testificaron que Cristo había muerto como sacrificio.
También es posible que Jesús mantuviera las marcas en Su cuerpo para que sirva como un recordatorio del gran sufrimiento de la Expiación. El Eñder Jeffrey R. Holland expuso:
“Como recuerdo de esos días, Jesús, aun con un cuerpo resucitado y perfecto salvo por las marcas, ha decidido retenerlas para el beneficio de Sus discípulos.
Esas heridas en Sus manos, en Sus pies y en Su costado son señales de que el dolor puede atacar aun al puro y al perfecto; señales de que los dolores de este mundo no son evidencia de que Dios no nos ama; señales de que los problemas se solucionan y la felicidad puede ser nuestra.
Recuerden a los demás que el Cristo herido es el Capitán de nuestra alma, el que lleva todavía las cicatrices de nuestro perdón, las lesiones de Su amor y de Su humildad, la carne desgarrada de la obediencia y el sacrificio. Esas marcas son la forma principal en que lo reconoceremos cuando venga.”
3. El Árbol de la Vida de Nefi puede simbolizar la Crucifixión de Jesucristo
Uno de los poderosos mensajes del Libro de Mormón es que Jesucristo realizó la Expiación por amor a nosotros. En la visión de Nefi del Árbol de la Vida, un ángel lo ayudó a reconocer que el Árbol de la vida es un símbolo del “amor de Dios que se derrama ampliamente en el corazón de los hijos de los hombres” (1 Nefi 11:22).
Nefi luego aprendió lo que realmente implica el amor de Dios, ya que fue testigo de la vida, el ministerio y la muerte culminante de Jesucristo.
“Y yo, Nefi, vi que fue levantado sobre la cruz y muerto por los pecados del mundo.” (1 Nefi 11:33).
En cierto modo, el Árbol de la Vida puede simbolizar el árbol sobre el cual Jesucristo fue colgado cuando fue crucificado por los pecados del mundo (Deuteronomio 21:23).
4. La Crucifixión es parte integral de la Expiación
Ciertamente, la razón más importante por la cual los Santos de los Últimos Días deben estudiar, reflexionar y apreciar la Crucifixión de Jesucristo es porque era parte de la Expiación. La caída de Adán causó que la mortalidad, el pecado y el sufrimiento viniera a este mundo.
El hombre no hubiera podido volver a la presencia de Dios sin un sacrificio infinito y eterno (Alma 34:12). Para anticiparse a este sacrificio, los discípulos ofrecieron sacrificios de animales desde los tiempos de Adán (Moisés 5: 6–8).
Estos sacrificios sirvieron como una similitud al sacrificio de Jesucristo, el Cordero de Dios, cuyo infinito y eterno sacrificio se completó cuando murió por nuestros pecados en la cruz.
El Libro de Mormón deja bastante claro que la muerte de Jesucristo está ligada a Su poder expiatorio. A los que estaban congregados en el templo en la tierra de Abundancia, Jesús les explicó que “fue muerto por los pecados del mundo” (3 Nefi 11:14, énfasis agregado).
Moroni también afirmó que “son redimidos todos los hombres, porque la muerte de Cristo hace efectiva la resurrección” (Mormón 9:13, énfasis agregado). Y durante Su misión a los lamanitas, Aarón testificó que “no habría redención para la humanidad, salvo que fuese por la muerte y padecimientos de Cristo, y la expiación de su sangre.” (Alma 21:9, énfasis agregado).
El Elder Bruce R. McConkie testificó:
“Y ahora, en lo que concierne a esta Expiación perfecta, realizada mediante el derramamiento de la sangre de Dios, testifico que tuvo lugar en Getsemaní y en el Gólgota. Y con respecto a Jesucristo, testifico que es el Hijo del Dios viviente y que fue crucificado por los pecados del mundo.
Él es nuestro Señor, nuestro Dios y nuestro Rey. Esto lo sé por mí mismo, independiente de cualquier otra persona.”
Los Santos de los Últimos Días obtendrán mayor comprensión, inspiración y poder espiritual a medida que reconozcan mejor cómo la Crucifixión de Jesucristo es una parte importante de Su Expiación.
La Crucifixión de Cristo, junto con Su perfecta vida de servicio, Su infinito sufrimiento en Getsemaní y Su gloriosa resurrección, abren las puertas de la redención para toda la humanidad y prepara el camino para que cada uno de nosotros vuelva a la presencia del Padre Celestial.
Este artículo fue escrito originalmente por Book of Mormon Central y fue publicado originalmente por latterdaysaintmag.com bajo el título “Watch: Latter-day Saint Creates Heartwarming Children’s Christmas Song in English and Spanish”