La libertad otorgada por Dios para escoger

Second-Coming-Jesus-Christ-MormonEn el concilio premortal de Dios, El presentó un plan en el que los hombres y mujeres podrían venir a la tierra, obtener un cuerpo físico, y progresar hacia una eventual exaltación. Se proveería un Salvador que abogara por los pecados de la humanidad. Como parte central de este plan estaba el albedrío, la habilidad por la que hombres y mujeres pudieran escoger por sí mismos. Aquellos que escogieran arrepentirse y seguir al Salvador recibirían el perdón de sus pecados y podrían, una vez muertos, retornar a la presencia de Dios.

No todos los que escucharan el plan de Dios lo aceptarían. Richard G. Scout, un apóstol de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, describe la oposición que ocurrió:

“Desde antes de la Creación de esta tierra, hubo rebelión en contra del plan de nuestro Padre, instigada por un espíritu brillante pero malvado al que conocemos como Lucifer o Satanás. El propuso una modificación a los requerimientos. Este argumento fue tan convincente que logró que un tercio de los hijos espirituales del Padre lo siguieran y fueran apartados. Ellos perdieron la extraordinaria oportunidad de crecer y la gran ventaja de un cuerpo mortal.” (“La verdad restaurada,” Liahona, Nov 2005, 78)

La modificación propuesta por Satanás era la eliminación del albedrío, la habilidad de hombres y mujeres de escoger por sí mismos. La gente sería forzada a hacer lo correcto. Debido a que nadie podría pecar, no habría necesidad de un Salvador. Solamente él tomaría el lugar de preeminencia en esta versión del plan de Dios. Su rebelión le costó ser apartado de la presencia de Dios, pero Satanás aún persiste en destruir el albedrío de aquellos que han escogido venir a la tierra y recibir un cuerpo.

Una de las maneras en las que Satanás inhibe el albedrío de hombres y mujeres es mediante la adicción. James E. Faust escribió lo siguiente sobre la influencia controladora de la adicción:

“Existen muchas clases de adicción, y es muy difícil cambiar para alguien que tiene una de estas serias adicciones, debido a que algunas de ellas alteran la mente. Un artículo reciente sobre la adicción decía, “En el cerebro de los adictos, existe actividad reducida de la corteza antefrontal, en donde el pensamiento racional puede controlar el comportamiento impulsivo”. Algunas adicciones pueden controlarnos hasta el punto de quitarnos el albedrío que Dios nos ha otorgado. Una de las grandes herramientas de Satanás es encontrar las formas de poder controlarnos. Por lo tanto, debemos abstenernos de cualquier cosa que podría alejarnos de los propósitos que el Señor tiene para nosotros, y por las cuales las bendiciones de la eternidad pueden estar en riesgo. Vivimos en este mundo para que el espíritu obtenga control sobre el cuerpo en lugar de que ocurra del modo contrario.” (El Poder para Cambiar, Liahona, Nov 2007, 122-24)

Satanás sabe que si el puede esclavizar a la gente a través de la adicción, ellos no serán capaces de vivir la clase de vida necesaria para retornar a Dios. No importará que ellos escojan seguir a Dios en el mundo premortal, ellos serán incapaces de continuar haciéndolo en la tierra.

Otra manera en la que él inhibe el albedrío es propiciando la guerra contra la democracia. Satanás y sus seguidores inspiran a los gobiernos a que nieguen las libertades básicas, tales como la libertad de la religión, para que la gente no pueda vivir de acuerdo a sus propios principios. José Smith, el profeta mormón, enseñó que era un principio básico de la fe mormona el que a todas las personas se les debería permitir la misma libertad de religión:

“Reclamamos el derecho de adorar a Dios Todopoderoso conforme a los dictados de nuestra propia conciencia, y concedemos a todos los hombres el mismo privilegio: que adoren cómo, dónde o lo que deseen.” (Artículo de Fe 1:11)

Los Gobiernos que ejercitan un control excesivo son contrarios a los propósitos de Dios para darnos vida en esta tierra.

Otra manera por medio de la cual Satanás inhibe nuestra libertad de escoger es animándonos a vivir más allá de nuestras posibilidades. Cuando incurrimos en deudas excesivas, ya no nos es posible usar nuestros recursos a la manera del Señor. El dar apoyo caritativo, hacer cambios de carrera deseables, obtener educación, y proveer para la familia, todo ello se torna difícil si no imposible cuando estamos abrumados con deudas innecesarias.

Hay una máxima repetida con mucha frecuencia que dice que la libertad no es libre. La libertad de escoger que poseemos como individuos, fue defendida por Dios y por aquellos que escogieron seguirle antes de la creación de esta tierra. La batalla continúa hoy en día, ya sea una lucha personal contra la adicción, la lucha mundial contra gobiernos tiranos, o una tendencia social hacia una creciente deuda de consumo. El albedrío, la libertad de escoger por nosotros mismos, es algo que Satanás está siempre tratando de destruir y requiere de nuestra vigilancia constante para preservarla.

Por Wendi Pilling el 10 de febrero de 2008

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