Historia de la Iglesia: José Smith revive a un hombre muerto
Hay pocas cosas en la vida que me parecen más intrigantes que las historias de personas que han vuelto a la vida, y la historia sobre José Smith y un antiguo miembro de la Iglesia, William Huntington, no me decepcionó.
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William Huntington le relató la historia de este milagro a Levi Curtis, otro antiguo miembro de la Iglesia. Levi registró lo siguiente:
“Dijo que él había estado enfermo durante algunas semanas y que se seguía debilitando, hasta que quedó tan débil que no podía moverse. Finalmente, empeoró tanto que no podía hablar, pero tenía perfecta conciencia de todo lo que estaba pasando en la habitación.
Vio que sus amigos que se acercaban a su cama, lo miraban por un momento y comenzaban a llorar para luego retirarse. Además, declaró que en ese momento se sentía bien, y al observar su situación descubrió que se encontraba en la parte superior de la habitación, cerca del techo, y podía ver el cuerpo que había estado acostado en la cama, con amigos que lloraban de pie alrededor de él como lo había visto en muchas ocasiones donde las personas habían muerto mientras él los observaba.
En ese momento vio a José Smith y otros dos hermanos entrar a la habitación. José se dirigió a su esposa Emma y le pidió que le trajera un plato de agua limpia. Eso hizo ella; y el Profeta con los dos hermanos que lo acompañaban se lavaron las manos y las secaron cuidadosamente.
Luego se acercaron a la cama y pusieron sus manos sobre la cabeza de su cuerpo, que en ese momento le parecía repugnante, y cuando los tres extendieron sus manos para colocarlas sobre su cabeza, él de alguna manera se dio cuenta de que debía regresar a ese cuerpo, y comenzó a hacerlo.
El proceso de entrar en el cuerpo no pudo recordarlo; pero cuando José dijo “amén”, él pudo escuchar y mirar y sentir con su cuerpo. La sensación por un momento fue muy insoportable, como si su cuerpo estuviera siendo atravesado por todas partes con algunos instrumentos afilados.
Tan pronto como los hermanos le quitaron las manos de la cabeza, se levantó en la cama, se sentó erguido, y un momento después apartó sus piernas de la cama. En esta coyuntura, José le aconsejó que debía tener cuidado, porque estaba muy débil. Él respondió: “Nunca me sentí mejor en mi vida”, y casi de inmediato agregó: “Quiero mis pantalones”.
Le encontraron los pantalones y se los entregaron, los cuales se puso, y José lo ayudó, aunque pensó que no necesitaba ayuda. Luego manifestó su intención de sentarse en una silla junto a la chimenea. José lo tomó del brazo para ayudarlo a avanzar, pero William declaró que podía caminar solo, sin embargo, la ayuda continuó.
El asombro había tomado el lugar del llanto en toda la habitación. Todos los espectadores estaban listos para llorar de alegría; pero ninguno pudo o se sintió inclinado a hablar. En ese momento William dijo que quería algo de comer. José le preguntó qué le gustaría, y él respondió que quería un plato de pan y leche.
Emma inmediatamente trajo lo que pidió, tan pronto como pudo comprender la situación, cada mano estaba ansiosa por suplir las necesidades de un hombre que, unos momentos antes, estaba muerto, ¡real y verdaderamente muerto!
El Hermano Huntington comió el tazón de pan y leche con muchas ganas como alguna vez comió. En poco tiempo, todo se sintieron más familiar y una conversación sobre la escena que había ocurrido empezó.
William relató sus experiencias y sus amigos también. José escuchó la conversación y, a su vez, comentó que habían presenciado un milagro tan grande como lo había hecho Jesús mientras estaba en la tierra. Habían visto a los muertos volver a la vida.
Al final de su narrativa, William Huntington comentó: “Te he dicho la verdad, y he aquí soy un hombre vivo, sentado a tu lado en este madero, y testifico que José Smith fue un Profeta de Dios.””
¡William Huntington tenía razón! Si bien José ciertamente no fue perfecto, como ninguno de nosotros lo es, ciertamente fue un Profeta de Dios que, a través del poder de Dios, pudo ayudar, elevar y sanar a los fieles seguidores de Jesucristo.
Este artículo fue escrito originalmente por Amy Keim y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “Church History: Joseph Smith Raises a Dead Man”