Aunque hoy en día son el símbolo universal con el que los identificamos, en los inicios de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los misioneros -los asignados a compartir el evangelio y efectuar bautismos en el nombre de Cristo- no utilizaban esa placa negra con su apellido y el nombre de la Iglesia.
No había gafetes de identificación estandarizados antes de la década de 1950. Entre 1950 y 1980, las misiones individualmente comenzaron a permitir y luego a autorizar las placas con nombres de los misioneros.
En agosto de 1980, la Iglesia aprobó una placa (gafete) con el diseño estándar para todos los misioneros de tiempo completo y se pidió a la Librería del Centro de Capacitación Misional (CCM) de Provo que fuera la fuente de placas con el nombre del misionero para las misiones y los centros de capacitación misional de toda la Iglesia.
Se pidió a los misioneros que compraran sus propias placas con sus nombres y se hicieron arreglos para que las misiones y los CCM compraran placas con los nombres en la Librería del CCM de Provo.
En febrero de 1990, la Iglesia ordenó que a cada nuevo misionero se le proporcionara una placa con su nombre sin costo alguno. En octubre de 1996, se introdujo el nuevo logotipo de la Iglesia. La Iglesia ordenó que la Librería del CCM de Provo sirviera como la única fuente para elaborar las etiquetas con los nombres de los misioneros de tiempo completo.
Así, hoy día, las placas estandarizadas para todos los misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son un distintivo global de los misioneros y ellos reciben estas placas al comenzar sus misiones.