Un musulmán, un hindú y un mormón se sientan juntos en un avión

mormon, musulmam, hindu

Un musulmán, un hindú y un mormón se sientan juntos en un avión.

Suena como el comienzo de un mal chiste sobre religión, pero esto es lo que me pasó hace poco en un vuelo de Minneapolis a Atlanta.

 

Las siguiente tres horas incluyeron los que fue una de las mejores conversaciones de mi vida. El hindú, un estudiante de primer año de Iowa, iba a casa en Georgia para pasar el verano. El musulmán, un inmigrante de sudán, estaba de camino a hacerse un exámen para su residencia médica. Ambos hombres estaban en proceso de convertirse en ciudadanos norteamericanos durante el verano.

 

Ambos son muy religiosos y la mayor parte de nuestra conversación se centró en nuestras varias creencias y culturas.

 

Hablamos sobre el matrimonio y la importancia de casarse dentro de nuestra tradición. El sudanés viajaría a su casa este veranos con la esperanza de encontrar una esposa. Aunque él es quien debe tomar la decisión, su madre está muy ocupada buscando compañeras apropiadas. Me mostró una foto de una chica que podría ser un buen partido.

 

“Pero debemos ver si es que somos compatible”, explicó. “Ella no quiere usar el hiyab, y eso es muy importante para mi”.

 

El hindú, nacido en la India antes que su familia emigrara a los EE.UU., también entraría en arreglos matrimoniales algún día luego de graduarse de la universidad. Habló sobre la importancia de casarse dentro de su casta. Aunque la idea pueda verse rara para la manera de pensar en occidente, ambos ven este como un asunto práctico.

 

“Mis padres dicen: ‘¿Porqué cambiar algo que ha funcionados por miles de años?’” me dijo el estudiante hindú.

 

Hablamos sobre los cimientos de nuestras religiones. Mi nuevo amigo hindú habló de la historia de la creación hindú, desde el florecimiento de la vida y sobre las cuatro eras del hombre. Mi amigo musulmán habló de los cinco grandes profetas de la fe islámica: Noé, Moisés, Abraham, Jesús y Mahoma.

 

Ambos describieron sus creencias sobre cómo la tierra llegaría a su fin. Yo les hablé de José Smith, del Libro de Mormón y de la Segunda Venida de Jesucristo, lo cual sonada notablemente similar a los que el hindú y el musulmán entendían por “el fin”, con solo unas pocas variaciones.

 

De hecho, nos encontramos muchas veces con creencias comunes cruzadas. Nuestras tres religiosas mantienen estrictos códigos alimenticios. Los hindúes no comen carne roja. Para los musulmanes su carne debe ser halal (su versión de kosher) y no beben alcohol. También guardan un estricto código sexual. (“¡Nunca jamás he sido besado por una chica!” explicó mi amigo musulmán).

 

Gracias a una maravillos educación religiosa de pregrado, tenía un sólido entendimiento de ambos, el hinduismo y el Islam. Esto me ayudó en el contexto de nuestro diálogo. Sin embargo, mi encuentro con mis compañeros de viaje ensancharon mi entendimiento de la fe de ellos en cómo es practicada y aplicada en la base del día a día. Esto me recuerda que el entendimiento textual, aún cuando es útil, nunca es tan poderoso como el entendimiento cara a cara.

 

Esto también me recordó la importancia de la conversas sobre fe en la arena pública. Discusiones abiertas sobre fe se han convertido en tabú. Más aún, la falta de esta conversación solo conduce a aumentar los malos entendidos. Podemos aprender sobre una religión al leer sobre ella, pero llegamos a entenderla al ver la aplicación de esa fe.

 

Así es que una persona puede decir que sabe mucho sobre el mormonismo, pero hasta que no conozca a los mormones y presencie cómo ellos viven sus vidas ellos no podrán entender completamente lo que significa ser un miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

 

Lo mismo puede decirse de cualquier otra religión que captan los titulares. Cuando oímos que el Islam es la brutalidad de los extremistas del Medio Orientes nuestro lente se distorsiona. La religión rara vez sale las noticias por hacer cosas buenas, solo por restricciones, excluir y marginar a otros.

 

Unas pocas semanas atrás asistí a una conferencia de escritores de literatura infantil. El tema era la diversidad. El primera presentador fue una editora de la Ciudad de Nueva York, detalló las muchas maneras en que necesitamos ensanchar los temas de razas y género en los libros infantiles.

 

Durante la parte de preguntas y respuesta, levanté mi mano para hacer una pregunta sobre la que había estado meditando por muchos años:

 

“¿Se está hablando sobre religión en cuanto a la diversidad?” pregunté. “Vi muy pocos libros infantiles que incluyen la fe en un contexto positivo. Solo se habla de religión cuando se usa como ejemplo de opresión”.

 

La editora tituvió. Dijo que la fe es un tema delicado porque margina a los lectores y produce libros que no apelan a una audiencia mayor.

 

En otras palabras, la religión y la fe no caben en la definición y agenda actuales de la diversidad. Pero es necesario que lo hagan. No vivimos en un vacío donde la religión es algo en lo que pensamos un día a la semana. Esto influye en todo lo que hacemos. Sacar el tema de la fe de nuestro diálogo, fuera de nuestros cuentos y, si, aún fuera de nuestro sistema educacional, no crea un ambiente de entendimiento. Produce una sociedad en la que no hay entendimiento entre uno y otro.

 

Al final de mi vuelo a Atlanta, me sentí llena de gratitud por las buenas personas que se aferran a sus tradiciones y creencias. Me sentí triste de decir adiós a mis nuevos amigos ya que era eso significaba el fin de nuestra conversación. Pero espero, para todo nosotros, que esto sea el comienzo de un mayor entendimiento.

 

 

| Entretenimiento

Deja un comentario*

comment_before*