Lindsey Stirling comparte su secreto para la felicidad y el éxito

¿Por qué tenemos miedo de hablar sobre enfermedades mentales? Palabras como depresión, anorexia, ansiedad, TEPT  son ligadas con estigmas y juicios sociales negativos. Sin embargo, así sea genético o situacional, siento que la mayoría de las personas en algún punto en sus vidas afrontarán dificultades con la salud mental. Creo que una de las batallas más importantes y consistentes que pelearemos en nuestras vidas será la batalla por la felicidad. La felicidad requiere esfuerzo pero creo que cualquier persona es capaz de alcanzarla.

 

Las personas que me siguen en mis redes sociales usualmente hacen comentarios como “Lindsey me hace muy feliz” ó “es genial que Lindsey no tenga miedo de ser ella misma”.  Mis seguidores me veneran como un ícono de felicidad; sin embargo, hace solo algunos años, era una persona completamente diferente a la que soy ahora. En mis años en la universidad, sin ninguna razón en particular, lentamente me hundí en la depresión y la anorexia. El cambio tomó lentamente control de mi vida que nunca detecté su intrusión en mi personalidad. Cuando veía personas que exudaban genuina felicidad, los observaba por un largo tiempo, deseando ser como ellos. Todo el tiempo asumí que algunas personas solo tenían suerte; pensaba que algunas personas eran felices y otras no.

 

En mi mente, yo sabía que era fea, que era inútil, que no tenía propósito y frecuentemente me escondía en mi habitación, llorando sin razón mientras mis compañeras de habitación reían en la sala. Fue ridículo pensar que lo que sentía era normal. Comparto esto con ustedes no para que me compadezcan, sino por dos razones: primero, algunas personas podrían sentirse identificadas con esos sentimientos pero no se dan cuenta que lo que sienten no es normal y más importante, que pueden cambiar. En segundo lugar, jamás podría haberme convertido en una exitosa, mundialmente-viajera violinista si hubiera permanecido en ese autodestructivo estado. Estoy encantada de informar ahora que estoy llena de felicidad. Entiendo mucho mejor mis batallas de salud mental así que puedo combatirlas cuando las veo volviendo furtivamente a mi vida. Lo que trato de decir, es que si yo puedo ir desde un punto en el que no tenía motivación y me odiaba a mi misma, a un punto de  ser conducida y llena de positivismo, tú también puedes, y tus amigos, tu hija o tu hijo también.

 

Un estudio del 2014 demostró que la depresión afecta a 350 millones de personas a nivel mundial y menos de la mitad busca ayuda. Con el fin de resolver esta epidemia mundial, siento que el primer obstáculo que tenemos que cruzar es el estigma que rodea a la salud mental. A la gente le avergüenza admitir que, sin mencionar a sus familiares y amigos, podrían estar sufriendo de un problema grave. Y si admiten que tienen depresión, ansiedad, desorden de personalidad múltiple, se sienten tristes o manchados por una irreversible etiqueta. Entonces en lugar de confrontar sus problemas internos, la mayoría de personas toman un rumbo hacia la vergüenza y el silencio. Sobre este punto Oprah Winfrey  declaró “La única vergüenza verdadera está en nosotros por no estar dispuestos a hablar abiertamente. Necesitamos empezar a hablar, y necesitamos empezar a hacerlo ahora”. Cubrirlo o esconderlo es el peor remedio para los desórdenes mentales. Es imposible que alguien cambie si no se da cuenta que tiene un problema y si está muy asustado para buscar ayuda.

 

La verdad es que el 26% de los adultos están viviendo con desórdenes mentales diagnosticables. Incluso, muchas de las personas que admiramos han superado o actualmente están teniendo algún problema mental: Lady Gaga, Lilly Singh, y Emma Thompson, entre otors, batallaron contra la depresión y/o ansiedad. Elton John luchó contra la bulimia, y Carrie Fisher compartió que es bipolar. Estos valientes individuos no son la excepción sino que más bien representan un aumento creciente de conciencia.

 

Me han preguntado infinidad de veces cómo salí de mis desórdenes mentales. En mi propia historia, por suerte, me di cuenta que tenía un problema; que algo estaba mal en mí mente. En mi caso, era anorexia y depresión, Odie esos nombres y el hecho que era diagnosticable, pero me di cuenta que si determinaba el problema, podría cambiarlo; yo sabía cómo resolver problemas. De repente fue muy claro. Había practicado mi vida entera, en cómo convertir el antinatural y doloroso proceso de rasgar mi violín en segundos movimientos naturales, que resultaban en música hermosa. Si puedo entrenar mi cuerpo físico, ¿por qué mi mente tendría que ser diferente? Cuando veo a una bailarina que da vueltas perfectamente en su eje, sabemos que ha entrenado su vida entera para dominar esa habilidad: sin embargo, cuando vemos a una madre de cinco, pacientemente persiguiendo a sus niños pequeños mientras carga a un bebé llorando, solo asumimos que ella tiene el don de la paciencia. Los atributos son adquiridos de la misma manera en la que algunas habilidades son adquiridas por medio de la práctica.

 

A lo largo de nuestras vidas, desarrollamos creencias acerca de nosotros mismos como resultado de las situaciones de nuestra vida. Desarrollamos esas creencias para protegernos a nosotros mismos del dolor, para encontrar la consistencia, y darle significado y conexión. Estas creencias se manifiestan a sí mismas a través de patrones en nuestro comportamiento y forman cómo nos definimos a nosotros mismos. “Soy timida”, “estoy deprimida,” “soy rara” o “no tengo nada que agregar asi que mejor me quedo callada”. Una vez que hemos desarrollado creencias sobre nosotros mismos, incluso si son negativos y destructivos, la personalidad humana se aferra a ellas. Nuestra mente junta los significados a nuestra vida, lo cual nos permite tomar decisiones conscientes o inconscientes. La definición más difícil de redefinir es la definición del subconsciente que le hemos dado a nuestra propia identidad.

 

Cambiar nuestros pensamientos y nuestra identidad interna es mucho más difícil que cambiar nuestro cuerpo físico. Toma tiempo y esfuerzo constante para cambiar nuestras creencias. Aquí hay algunas prácticas que adopté:

 

El Diálogo Interno. Empecé por escuchar mi voz interna. ¡Vaya!, me dije cosas terribles a mi misma constantemente. No solo fuí mala conmigo misma, sino que en lugar decir frases como, “eso fue tonto”, yo diría “soy una tonta”. Me dije a mi misma cosas que nunca jamás le diría a alguien más. Era una cadena sin fin de crítica y no era de extrañar que me sintiera inútil. Había estado practicando y fingiendo ineptitud hasta que lo logré. Así que trabajé para entrenar a mi cerebro a pensar diferente. Podía atraparme teniendo un pensamiento negativo y podía darle la vuelta y decir algo positivo. Después de un tiempo, lo negativo comenzó a debilitarse y lo positivo se volvió más fuerte.

 

Involucrar Lo Físico. Pararse en una pose de poder (imaginen a la mujer maravilla: pecho hacia afuera, hombros abiertos, puño en la cadera, pies separados a la altura del hombro) puede en realidad cambiar la química de tu cuerpo. En su conferencia TED del 2012, Amy Cuddy explica que la testosterona se incrementa y el cortisol (hormona del estrés) disminuye sólo al ponerse en una pose de poder. De manera similar existen 43 músculos en la cara y simplemente al sonreir, tu cerebro libera endorfinas que hace que tu mente piense que estas feliz. No es suficiente con solo decir las palabras. Descubrí que es mucho más efectivo cuando hago acciones físicas. Me gustaría sonreír mientras me felicito a mi misma y me pararía con la frente en alto y hombros hacia afuera mientras digo declaraciones poderosas.

 

Prepararse Para El Día. De la misma manera en que la gente prepara su cuerpo al hacer ejercicio, bañarse y alistarse, necesitamos preparar nuestra mente. Personalmente me pareció que la práctica de la meditación puede ser extremadamente beneficiosa  para mí. Visualización, es otra herramienta que me ha ayudado inmensamente. El cerebro en realidad no sabe la diferencia entre la realidad y la imaginación; si puede verlo, asume que es real. Visualiza las cosas por las que estás agradecido. Visualizate a ti mismo siendo la clase de persona que quieres ser: Segura, divertida, abierta. Cuando estaba en la preparatoria, fui corredora. Para la carrera regional, quería reducir mi mejor tiempo en media milla por una cantidad considerable. Mi entrenador me recomendó visualizar. A pesar de que pensé que era tonto, repetidamente me imaginé corriendo la carrera perfecta con mi cronómetro en la mano. Cuando cruce la línea de meta de la carrera regional, me entregaron la tarjeta de mi tiempo y me sorprendí que había terminado con el tiempo exacto que había visualizado que tendría. Los humanos están programados para avanzar hacia lo que se enfocan. Es extremadamente impactante visualizar y enfocarte en dónde y quién quieres ser. Al hacer esto, naturalmente avanzamos hacia ello. Invierte de diez a veinte minutos al principio cada día visualizando y meditando.

 

Ayuda Profesional. Fuí a ver a un psicólogo y continúo hablando con un terapeuta cada dos meses. No hay nada de vergonzoso en la terapia, y hay muchos tipos diferentes que puedes probar.

 

Todos tenemos definiciones de lo que sentimos es “nuestro verdadero yo”. En quién pensamos que somos es lo que somos. Pero, ¿qué tal si pudiéramos re definirnos a nosotros mismos? Soy… y estoy llena de alegría, confianza, y optimismo. ¿Cómo podría ser diferente nuestras vidas?

 

Como una anorexica en recuperación, creo que la felicidad es alcanzable para cualquiera. No pretendo ser una experta y no soy perfecta. Los comentarios anteriores son fruto de mis experiencias y mis estudios limitados, pero mediante el uso de estas ideas, sigo trabajando por mi felicidad diariamente. Ha sido la cosa más importante en la que he invertido mi tiempo eso me ha permitido escoger y convertirme en quien quiero ser.

 

Este artículo fue escrito por Lindsey Stirling para onmogul.com y traducido por Wendy Vianey Almazan Cano.

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