Como una impresión de Dios salvó a esta madre de morir de cáncer

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Imagina que tienes tres hijas adolescentes y que cuidas de ellas en un país diferente al que naciste; y que, inesperadamente, descubres que tienes una terrible enfermedad.

Es una situación difícil, ¿verdad?

¿Cómo te sentirías? ¿Buscarías ayuda o tratarías de hacer todo por tu cuenta? ¿Cuál sería tu primer paso?

Por supuesto, tendrías que tomar decisiones con consecuencias significativas y tener mucha fe para seguir en la lucha. Y eso es exactamente lo que hizo Luciana Carvalho.

Las impresiones de los cielos

Imagen: iStockPhoto

Desde niña, Luciana, siempre ha tenido una gran cercanía con nuestro Salvador. A ella le encantaba hablar con Dios mientras miraba las estrellas, y es algo que continúa haciendo hasta el día de hoy. 

Con el tiempo, pudo entender la razón de este amor y cercanía gracias a su Bendición Patriarcal. 

Un día, en una de sus conversaciones con el Padre Celestial, sintió la impresión de que debía hacerse un chequeo médico de rutina. Principalmente un examen de heces, algo que se quedó grabado fuertemente en su mente.

Sin más, al día siguiente se hizo estos exámenes y, para su sorpresa, descubrió que tenía cáncer de colon.

¿Contarlo o no?

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Fotografía: newsroom.churchofjesuschrist.org

Cuando recibes este tipo de noticias de parte de un médico, hasta el día más azul con el cielo más hermoso se vuelve gris y oscuro, todo pierde su color. Las preocupaciones y el miedo empiezan a apoderarse de ti en gran manera y eso es exactamente lo que le pasó.

Luciana solo pensaba en sus 3 hijas, las gemelas Valentina y Verónica, de 11 años ,y Victoria, de 17 años, que estarían solas, sin nadie que las cuidara.

Ellas nunca se habían separado y por eso inmediatamente su madre pensó en que sería de ellas en el futuro.

En el preciso momento en que estos pensamientos y preocupaciones invadieron su mente, recordó que Dios le había dado la impresión de que debía hacerse los exámenes médicos. 

Ella empezó a sentirse más segura y al mismo tiempo comenzó una lucha interna: ¿Debía contarle a sus hijas sobre lo que estaba pasando o no?

Luciana no quería que sus hijas sufrieran e incluso logró ocultarlo por un corto tiempo. Sin embargo, a causa de los sentimientos que la embargaban le fue difícil ocultar la angustia y la tristeza que sentía.

Su cirugía debía realizarse pronto y no le quedó mas opción que contarle a sus hijas. Decidió decirles lo que estaba pasando, y para su sorpresa, ellas ya lo sabían porque la habían escuchado hablar con el doctor por teléfono.

¡Fue un gran alivio! Luciana se dio cuenta de la manera en que Dios había preparado todo. Pudo ver lo que hizo por ella en esos días de angustia y, claramente, vio Su mano en todo el proceso.

El Señor prepara el camino

Imagen: Shutterstock

Luciana compartió:

“Me preocupaba no tener con quién dejar a mis hijas, pero Dios preparó a un amigo y su familia para cuidarlas durante mi ausencia [por la cirugía].

No sabía cómo iba a poder cuidar de mi misma, pero el Padre Celestial también preparó amigos para que lo hicieran por mí, fue como si me hubiera enviado ángeles para ayudarme”.

Luciana pudo sentir el amor de Dios cada minuto de su vida.

Con la cirugía su médico recién podría determinar si el tumor que tenía podría extenderse por todo el cuerpo y ser más agresivo. Aun así, ella mantuvo los ojos fijos en Jesús, pasase lo que pasase.

Luciana compartió que podía sentir que no tendría el tipo de cáncer agresivo, y lo que la hizo más segura de eso fue recordar que fue Dios quien le dio la impresión de hacerse esos chequeos médicos.

El día de la cirugía llegó y todo salió a la perfección. Pero el enemigo siempre está al acecho.

Aferrarse a la luz

“The Hand of God” por Yongsung Kim

Después de la operación, en la habitación del hospital, un torrente de pensamientos negativos comenzaron a invadir su mente.

El enemigo sabía que sus hijas son su mayor preocupación y rápidamente empezó a poner dudas en su cabeza.

Ella pensó que quizá sus hijas podrían ser una carga para las personas que las cuidaban, que ella podía morir en cualquier instante, que el cáncer se propagaría y que sus hijas no tendrían a nadie con quien quedarse después de fallecer.

Estos pensamientos solo cesaron después de que empezó a leer uno de sus pasajes favoritos de la Biblia, Mateo 24:22-36, cuando Pedro camina sobre las aguas con el Salvador y se hunde después de desviar su atención del Maestro a la tormenta.

Luciana se dio cuenta de que era lo mismo que le estaba pasando a ella. Había estado caminando sobre las aguas, con la mirada puesto en el Salvador, pero cuando dejó por un momento de aferrarse a Él, dejó que esos pensamientos entraran en su mente, dejó entrar la duda y salir la certeza.

Cambiar la duda por la fe

Imagen: Canva

A causa de esos pensamientos, Luciana tuvo complicaciones y mucha dificultad para respirar por lo que tuvo que quedarse en el hospital por otros 3 días.

A pesar de que su cirugía fue un éxito, se le realizaron más pruebas para comprobar que todo estaba bien. Descubrieron que las complicaciones vivieron como consecuencia de las dudas y el desánimo.

Luciana empezó a contar sus bendiciones.

Ella había sido bendecida con un cirujano de hablaba su lengua materna y un gran hombre de Dios. Él le dijo que debía ejercer su fe para que esos pensamientos se fueran y la certeza del Salvador volviera a Su corazón.

Luego de la cirugía, recibió el resultado de su biopsia donde se le confirmó que ya no tenía cáncer y que el tipo de tumor extraído no había sido de los que se propagan.

Aquella madre expresó:

“Testifico que cuando llega la duda podemos eliminarla de nuestros pensamientos con pensamientos de certeza y que ese es un ejercicio diario en nuestra vida. Todos tenemos dudas, pero podemos cambiarlas por la seguridad y certeza que provienen de nuestra fe”.

Fuente: Maisfe.org

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