Netflix agregó hace un par de meses uno de mis dibujos animados favoritos “Avatar: La leyenda de Aang” y no pude evitar hacer un artículo al respecto. Con tanta confusión y desánimo en el mundo de hoy, muchos jóvenes adultos regresaron rápidamente a la infancia y comenzaron a ver dibujos animados.
“Avatar: La leyenda de Aang” cuenta la historia de un niño llamado Aang, un monje que tiene el increíble el poder de controlar el aire. El concepto de “controlar” un elemento en la serie es una parte importante de la trama.
En el universo de esta serie animada, ciertas personas tienen la habilidad especial de manipular o controlar elementos como el agua, el aire, el fuego y la tierra. Esto llevó a que se formaran naciones basadas en estas habilidades: La Nación del Fuego, Las tribus del Agua, el Reino Tierra y los Nómades del Aire.
Debido a que las cuatro naciones luchan entre sí, el universo elige un “Avatar”, que tiene la capacidad de manipular todos los elementos para ayudar a mantener la paz entre las naciones.
En el momento en el que el mundo necesitaba aun más al Avatar, éste desapareció y nunca más se le volvió a ver. Lo que nadie sabía era que el joven Aang, había quedado atrapado en un iceberg durante 100 años.
A lo largo de la historia, los espectadores aprenden conceptos como el perdón, el cambio y la superación de obstáculos.
Hay muchas razones por las que los miembros de la Iglesia tienen un lugar especial en sus corazones para esta serie, y es que gran parte de la serie se puede relacionar con los principios del Evangelio. Para aquellos que nunca la han visto, ¡les advierto que hay algunos spoilers en este artículo!
Iroh y el amor incondicional
Uno de los personajes más queridos de “Avatar: La leyenda de Aang” es Iroh, el tío de Zuko. Es un veterano de guerra y fue un general de la Nación del Fuego, es un hombre bondadoso y gentil, a pesar de haber sido testigo de mucha destrucción y violencia. Iroh perdió a su hijo en una de las muchas batallas, y esa pérdida ablandó profundamente su corazón.
A lo largo de los episodios, el tío Iroh trata desesperadamente de convencer a su sobrino Zuko, el príncipe de la Nación del Fuego, que deje de perseguir al Avatar para recuperar su honor.
El príncipe Zuko, al principio, es un hombre amargado y agresivo. Su amable tío intenta enseñarle que el dolor es el resultado de ese tipo de ira y resentimiento, y, al final, Zuko se ve obligado a enfrentar las consecuencias de sus acciones violentas.
En una conversación con Iroh, Zuko espera que su tío esté enojado con él por sus acciones, mientras balbucea una disculpa. Inmediatamente Iroh lo abraza, perdonándolo por sus errores, dándole la esperanza de que él puede cambiar y convertirse en un mejor hombre.
Esta historia es familiar para todos los cristianos en cuanto a gran amor de Dios que siente por todos sus hijos, especialmente como se ve en la parábola del hijo pródigo.
El tío Iroh tiene la voz de Mako Iwamatsu, un famoso actor japonés. Desafortunadamente, Mako falleció en medio de la producción del programa debido al cáncer, pero se le rindió un homenaje en una canción cantada por Iroh.
La canción fue la última grabación de Mako Iwamatsu y muestra al tío Iroh cantando en la tumba de su difunto hijo. Esto refleja el mensaje de Iroh, que es amar a tu prójimo incondicionalmente y perdonar a quienes nos han hecho daño.
Aang y la humildad
Aang, un niño llamado a salvar el mundo, es un poderoso ejemplo de humildad y confianza en lo que fue llamado a hacer. Cuando Aang comienza su viaje, es un joven juguetón y algo excéntrico. Para el final de la serie, ya ha superado numerosos obstáculos y atravesado derrotas así como también victorias.
Para aprender los cuatro elementos necesarios para salvar el mundo, Aang tuvo que ser instruido por diferentes maestros, lo que requirió mucha humildad para aprender de manera efectiva.
Este es un principio similar que se enseña en el Evangelio y se registra en Éter 12. El Señor nos dice que nos da debilidades para que podamos ser humildes, moldeables, aptos para la enseñanza y encontrar fortaleza en Su amor.
También podemos estar seguros de que el Señor califica a quienes llama. El presidente Thomas S. Monson dijo una vez:
“Cuando estamos al servicio del Señor, tenemos derecho a recibir Su ayuda. Recuerda que el Señor capacita a quién llama”.
Reverencia hacia la creación
En “Avatar: La leyenda de Aang”, existe la idea de que el mundo en el que vivimos está vivo, físicamente y espiritualmente. Los elementos que se controlan están profundamente conectados con los seres vivos, y todo tiene un significado mucho más profundo.
Nuestro Padre Celestial creó este hermoso mundo para que tengamos gozo (2 Nefi 2:25). En las circunstancias que atravesamos hoy en día, puede ser fácil olvidar que todavía existe mucha belleza en la naturaleza que nos rodea.
El concepto de la naturaleza y los elementos dentro de la serie pueden recordarnos, así como el evangelio, que debemos tener tiempo para disfrutar de todo lo que nos rodea, las maravillosas creaciones del Señor.
El Señor nos fortalece
En esta querida serie, el héroe más improbable salva al mundo entero. A veces, en nuestra vida diaria, podemos sentir que el mundo está en nuestra contra y que las dificultades que enfrentamos durarán para siempre.
El Señor nos recuerda innumerables veces en el Libro de Mormón que Él nos ama profundamente y que siempre estará con nosotros para fortalecernos.
En los momentos más difíciles de la serie, a los jóvenes héroes se les recuerda que necesitan el apoyo de sus seres queridos y que deben perseverar a pesar de las dificultades.
El Señor nos dice que a menudo no puede simplemente eliminar nuestros problemas y dificultades, sino que a medida que avanzamos, nos fortalece y nos ayuda a lograr lo que nos ha pedido que hagamos.
Fuente: ldsdaily.com