¿Están los líderes religiosos preparados para solucionar casos de abuso en el hogar?
Si bien existen elementos universales en cada experiencia de violencia en el hogar, el abuso generalmente se relaciona con la forma en que la víctima entiende el mundo y su lugar en el mismo.
En otras palabras, Keshet Starr, director ejecutivo de la Organización para la Resolución de Agunot, expresó que la violencia doméstica adquiere las características de la comunidad en la que se lleva a cabo.
En ciertas ocasiones, los textos bíblicos o religiosos se malinterpretan deliberadamente y se utilizan en contra de las víctimas.
Por ejemplo, en algunas comunidades cristianas, el pasaje bíblico de que Eva fue creada a partir de la costilla de Adán sirve como justificación para exigir que una mujer se someta a los dictados de un esposo abusivo.
En la comunidad judía, el get, un documento de divorcio religioso, puede convertirse en un intento por controlar a la víctima por parte del abusador. Los hombres judíos que se niegan a concederle el divorcio a sus esposas ya separadas hacen que ellas se conviertan en “agunot”, literalmente “mujeres encadenadas”.
De acuerdo con la ley de aquella fe, estas mujeres todavía están casadas y, por lo tanto, no pueden seguir adelante con sus vidas. En ocasiones, esta situación puede durar por años.
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En muchas comunidades musulmanas, existe la creencia generalizada, pero incorrecta, de que el Islam sanciona tanto el dominio del hombre como la violencia física contra las mujeres.
“Es un mal uso de nuestros textos sagrados”, expresó Denise Ziya Berte, directora ejecutiva de Peaceful Families Project, una organización que se enfoca en la investigación, el plan de estudios y los recursos para combatir la violencia doméstica en las comunidades musulmanas.
“Nuestro trabajo ahora es volver a los textos originales, volver a nuestra tradición” y señalar al Corán como un texto que realmente demanda igualdad para las mujeres y derechos humanos para todos.
Según el Corán, los hombres y las mujeres fueron creados a partir de un alma y son semejantes. Berte expresó que ese mensaje ha sido tergiversado por prácticas culturales que se han fusionado falsamente con el Islam.
Instruir a los líderes religiosos
Para que las comunidades de fe puedan ayudar a contrarrestar estas narrativas peligrosas y comportamientos abusivos, deben estar informadas.
Es por eso que muchas organizaciones religiosas centran sus esfuerzos en instruir a los líderes religiosos y sus congregaciones en cuanto a la violencia y abuso doméstico.
Las personas de fe que enfrentan abusos con frecuencia se acercan primero a sus líderes religiosos. Según los estudios, sin la debida capacitación, muchos pastores, rabinos e imanes instan a las víctimas a quedarse en su situación de abuso y tratar de arreglar las cosas.
Además, a veces los líderes religiosos, en un intento por ayudar, preguntan a las víctimas si desean conversar con su pareja estando presente, a pesar de que la terapia de pareja puede ser perjudicial en situaciones de violencia en el hogar, expresó Deborah Rosenbloom, directora de programa Jewish Women International.
Si un líder religioso no sabe eso, terminará diciendo cosas como: “Podrías ir a terapia de pareja y solucionar tus problemas”… en lugar de decir:
“¿Te sientes a salvo? Estoy preocupado por ti. Aquí hay algunos recursos que te pueden ayudar y nuestra religión no aprueba lo que te está sucediendo. Tienes derecho a vivir una vida libre de violencia en cualquier lugar y especialmente en tu hogar y entre tus seres queridos”.
Ya sea confiando en un laico o un líder espiritual, las víctimas de abuso doméstico con frecuencia se encuentran con incredulidad ante su situación.
Se debe enseñar a los líderes religiosos a remitir a las víctimas de abuso doméstico a profesionales, a un consejero o un defensor de las víctimas.
Es problemático que los líderes religiosos no reciban la capacitación necesaria para manejar este importante tema mientras ministran a otros.
Los expertos agregan que, en ausencia de tal capacitación, los líderes religiosos por momentos basan sus respuestas no en la doctrina oficial sino en sus creencias sobre lo que enseña su fe.
Lauri Przybysz, cofundadora de Católicos por la Paz de la Familia, ofrece el ejemplo de los sacerdotes que les recuerdan a las víctimas de abuso doméstico que el matrimonio es un sacramento sagrado y, por lo tanto, deben permanecer en esa unión.
“Si el clero no es capacitado en cuanto a la violencia doméstica y si no sabe lo que la iglesia enseña al respecto, podría brindar un consejo inadecuado y dañino para que aquella persona regrese a [su situación de abuso] y la acepte con tal”, compartió Przybysz.
Esto en realidad va en contra de las enseñanzas de la iglesia, argumentó Przybysz, ya que el catolicismo hace hincapié en “la dignidad de toda persona humana”.
Asimismo, Przybysz expresó con firmeza:
“Que te hayas casado no significa que las personas puedan tratarte como a un esclavo. Es una aberración del matrimonio que eso suceda en una pareja de casados. Es una señal de que el cónyuge que inflige abuso no entró en el matrimonio con la intención correcta al participar del sacramento del matrimonio”.
Instruir a las comunidades de fe
El concepto erróneo de que la violencia en el hogar es solo física también tiene que cambiar, dicen los expertos, y las personas deben comprender las innumerables formas en que el abuso puede manifestarse en las relaciones.
También deben poder detectar las señales de alerta que aparecen en los niños que provienen de hogares donde su cónyuge está siendo abusado por su pareja.
Denise Berte expresó, recordando las palabras que dijo Muhammad, que debemos ayudar tanto al opresor como al oprimido, es decir, el abusador y el abusado.
“¿Qué hacemos por el opresor? Llamamos su atención hacia los oprimidos; hacemos que les sea imposible continuar en el pecado de la opresión”.
Berte y otros están de acuerdo en que abordar el problema de la violencia en el hogar en las comunidades religiosas no es suficiente. Solo un cambio cultural amplio en cómo entendemos y tratamos el abuso producirá un cambio significativo.
“La instrucción es muy importante no solo para las víctimas, sino porque existe un gran aspecto comunitario. Nunca evitaremos que el abuso se lleve a cabo. Es una patología humana que vemos en todas partes a lo largo del tiempo y la historia. Sin embargo, podemos cambiar la perspectiva y el entorno de los abusadores”.
Fuente: Deseret News