Pregunta y respuesta: El nuevo esposo de mi mamá no me agrada, ¿qué puedo hacer?
Realmente no me agrada el nuevo esposo de mi mamá. Él es 12 años mayor que ella y siempre tiene algo negativo que decir o siempre se hace la víctima.
Este es su cuarto esposo, pero este matrimonio arruinó mi relación con mi madre porque él es una persona difícil de tratar y no deseo acercarme a él.
Lo triste es que mi mamá es mejor abuela de lo que fue como madre para mí y mis hermanos. La verdad es que no deseo que mis hijos estén cerca de ella y su esposo.
A mi hermano y hermana tampoco les agrada.
Su esposo siempre da sus opiniones sobre lo que deberían hacer mis hermanos y otros asuntos familiares. No siempre estoy de acuerdo con lo que hacen mis hermanos, pero debo defenderlos.
Traté de hablar con su esposo cara a cara y disculparme, pero luego comenzó a hablar mal de mi hermano.
Me enferma estar en su casa. Siento una vez más que está poniendo a un hombre por encima de sus hijos. No me gusta la persona en que sea ha convertido mi madre desde que se casó con él, eso nos ha separado.
¿Qué puedo hacer? ¿Podrían ayudarme?
Respuesta
Aceptar al nuevo esposo de tu mamá ha sido difícil para ti y supongo que pasó lo mismo con los otros.
El problema aquí no se trata de los esposos, ni siquiera de tu madre. Se trata de terminar algo que nunca empezaste.
Te esfuerzas por aferrarte a tu madre y al mismo tiempo quieres dejarla ir. Este es un proceso de desarrollo normal que nunca se te invitó a completar.
Hablaremos de cómo realizar esto.
Cuando los hijos asumen el papel de padres, generalmente es porque tienen padres que están ocupados con otra cosa y han abandonado dicho rol.
Como la hija mayor, te diste cuenta de lo que se tenía que hacer e instintivamente asumiste el papel de tus padres. Esto se llama “parentalización” y resulta ser un problema para los hijos, especialmente a medida que crecen.
He de suponer que nunca hubo un momento en tu niñez o adolescencia donde tu madre te dijera: “Gracias por todo lo que has hecho por tus hermanos menores, pero ahora ya no tienes que seguir con eso, yo me haré cargo”.
Lo que suele pasar con la parentalización es que el hijo sigue sintiéndose responsable de los hermanos menores incluso después de que todos han crecido y formado sus propias familias.
Esto te mantiene demasiado involucrada en el sistema familiar desempeñando un papel que nunca pediste pero que no puedes abandonar tan fácilmente.
No respetas a tu madre ni sus decisiones, por lo que probablemente sientes que eres el único adulto responsable en la situación.
Este es un buen momento para preguntarte si deseas seguir asumiendo este papel.
Nunca has podido tener una relación de igualdad con tus hermanos, ni has logrado ver a tu madre como lo haría un hijo.
No es tu culpa que nunca se te permitiera ser una niña y experimentar la protección que viene de la crianza responsable. Sin embargo, ahora tienes la oportunidad de salir de ese rol y poner las cosas en orden.
La buena noticia es que no necesitas el permiso de nadie para hacer esto. Te pusieron en una situación imposible cuando eras pequeña, pero esto no es imposible de cambiar ahora que eres grande.
Puedes comenzar a tratar a tu madre y tus hermanos de una manera nueva sin que te mantenga en el papel de madre. Ya no tienes que criar a tu madre o a tus hermanos.
No será fácil, por lo que te recomiendo que busques la ayuda de un terapeuta calificado que pueda ayudarte a clasificar los roles y las reglas que asumiste cuando eras joven.
Los niños parentalizados tienen dificultades al renunciar a este papel porque se siente como algo de vida o muerte.
Tener que estar en esa posición de responsabilidad paternal es traumático para un niño. Ellos no tienen los recursos de un adulto, por lo que con frecuencia sienten ansiedad, impotencia y sobre protección.
Dejar ir la parentalización sucederá a medida que empieces a sanar la herida que la causó.
Tus fuertes reacciones hacia tu padrastro, tu madre y tus hermanos provienen de una parte ferozmente protectora que tuvo que dar ese paso al frente cuando eras pequeña debido a que eras la única que prestaba atención a lo que pasaba a tu alrededor.
Te animo a que busques sanar esa herida a fin de poder ser una mejor madre para tus propios hijos, ellos te necesitan.
A medida que abandones este rol de parentalización, pensarás con más claridad en cómo abordar tu relación con tu madre, su esposo y tus hermanos.
Si intentas tomar decisiones antes de hacerlo, tus decisiones se basarán en tus reacciones porque están arraigadas en patrones de trauma.
Has estado haciéndote cargo de las cosas desde que eras una niña, ahora es el momento de hacerte cargo de esta dinámica poco saludable, abandonarla y seguir con tu vida en el rol que te corresponde.
Fuente: Meridian Magazine