No estoy seguro de qué hablar
Para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el templo es uno de nuestros lugares más sagrados.
Sin embargo, en la Escuela Dominical o en casa cuando surge una conversación sobre el templo, dudamos de si podemos hablar sobre ello o no.
Tal vez, tengamos preguntas o inquietudes.
Tal vez, un familiar o un amigo quiera hablar sobre las ordenanzas del templo.
Dudamos porque simplemente no estamos seguros de lo que podemos hablar.
Deseamos respetar el templo y sus enseñanzas. No obstante, desafortunadamente, esta sobreabundancia de precaución puede hacer que no entendamos el templo y los convenios que se hacen en Él.
¿De qué podemos hablar?
Este puede ser un tema difícil de abordar. Al igual que con varios otros temas en la Iglesia, no existen pautas oficiales sobre lo que podemos y no podemos hablar, fuera de las cosas que nos comprometemos a no repetir.
Sin embargo, compartiremos contigo algunos pasos sencillos que deberías considerar al momento de descifrar qué puedes decir sobre el templo o no.
La primera es considerar qué información han compartido los líderes de la Iglesia o se han publicado en las páginas oficiales de la Iglesia.
En los últimos años, varios apóstoles y Autoridades Generales han discutido la importancia de los templos y los convenios durante la Conferencia General.
Asimismo, la Iglesia tiene un sitio web dedicado al templo.
En dicha página puedes encontrar materiales para prepararte para asistir al templo. Además, verás información y videos sobre la ropa y los gárments del templo, así como una descripción general de la ceremonia de investidura.
Esto incluye enseñanzas sobre los convenios que se hacen en la investidura, que incluyen temas como:
- Ley de obediencia, que significa esforzarse por guardar los mandamientos de Dios.
- Ley de sacrificio, que significa hacer todo lo que podamos para apoyar la obra del Señor y arrepentirnos con un corazón quebrantado y un espíritu contrito.
- Ley del Evangelio, que es la ley superior que el Señor enseñó mientras estuvo en la Tierra.
- Ley de castidad, que significa que solo se permiten las relaciones sexuales con la persona con la que estamos legal y legítimamente casados según la ley de Dios.
- Ley de consagración, que significa dedicar nuestro tiempo, talentos y todo aquello con lo que el Señor nos ha bendecido para edificar la Iglesia de Jesucristo en la Tierra.
Esta información está publicada en el sitio web de la Iglesia y se encuentra disponible para el todo el público.
Es importante saber esto porque entonces estaremos conscientes de que podemos hablar de ello en casa y en las reuniones de nuestra Iglesia.
¿De qué NO debemos hablar?
El segundo consejo para saber de qué hablar cuando se trata del templo, es considerar lo que nos piden durante la ceremonia de investidura o nuestros líderes de la Iglesia no discutir fuera del templo.
En la página de “Preguntas frecuentes” de churchofjesuschrist.org, se especifica que algunas de las palabras utilizadas en los convenios y ordenanzas solo deben mencionarse en los templos.
Más allá de eso, no hay muchos consejos sobre lo que no debemos hablar sobre el templo.
En todo caso, la mejor guía, como en todas las cosas, es seguir al Espíritu.
Cuando hables sobre el templo y sus ordenanzas y convenios, presta atención a su influencia.
No obstante, también sé consciente de las tradiciones pasadas. No debemos tener miedo de hablar sobre el templo solo porque nunca hemos hablado del templo.
Perla de Gran Precio
Durante la Conferencia General de abril del 2000, el élder Boyd K. Packer, en referencia al nuevo Centro de Conferencias, instó a la audiencia a recordar que, aunque el edificio era hermoso, su verdadera belleza estaba en su propósito.
Compartió esta breve parábola:
“Un mercader que buscaba joyas preciosas encontró por fin la perla perfecta.
Pidió al artesano más diestro que le tallara un joyero espléndido y lo forrara con terciopelo azul.
Colocó la perla de gran precio a la vista, para que otras personas pudieran compartir su tesoro.
A medida que la gente iba a verla, él observaba.
Pronto se alejó entristecido; lo que admiraban no era la perla, sino el joyero”.
Cuando se trata del templo, tengo miedo de que, en lugar de admirar la caja, la cerremos, temerosos de que la perla se dañe. No obstante, no podemos ver la perla. No podemos discutir su belleza y entenderla.
Lo mismo ocurre con el templo y su propósito. Para entender los convenios, necesitamos compartirlos y estudiarlos. Podemos hacer eso sin dejar de mantener la santidad del templo.
Considera tu propio conocimiento del templo. ¿Qué tan bien entiendes los convenios del templo? ¿Has estudiado los recursos que la Iglesia tiene para ofrecer? Aquí hay dos recursos que puedes usar para comprender mejor lo que puedes y no puedes discutir sobre el templo:
Te invito a estudiar estos recursos y aumentar tu conocimiento sobre el templo.
Cuando llegues a comprender mejor el templo, serás bendecido de innumerables maneras.
Fuente: LDS Daily