El PFJ es una conferencia de 5 días en el que participan los hombres y las mujeres jóvenes de 14 a 18 años. Durante estos días, los jóvenes podrán fortalecer su testimonio y sentir el Espíritu Santo a través de diversas actividades.
Los jóvenes recibirán el apoyo de líderes, como JAS que estarán a su cargo y matrimonios directores.
Puede ser que el PFJ sea algo nuevo para algunos jóvenes, padres y líderes.
Por ello, el presidente general de los Hombres Jóvenes, Steven J. Lund, y la segunda consejera de la presidencia general de Mujeres Jóvenes, Rebecca L. Craven, compartieron en una reciente entrevista de podcast 6 bendiciones que se pueden recibir al participar del PFJ.
¡Veamos!
1. Sentir y reconocer la influencia del Espíritu Santo
Presidente Lund:
“El PFJ es un lugar donde los jóvenes pueden salir del mundo durante cinco días y estar bajo la influencia del Espíritu.
Estar en un ambiente repleto de la influencia del Espíritu Santo ayuda a los jóvenes a comprometerse, tomar decisiones, y descubrir quiénes son y cuál es su lugar en el Reino de Dios.
Como resultado, alcanzan un plano mucho más alto y son más capaces de lidiar con los desafíos del mundo real”.
2. Formar amistades
Los hombres y mujeres jóvenes de la Iglesia crecen en circunstancias únicas. Sus familias, barrios, cuórumes, clases, escuelas y equipos son todos diferentes entre sí.
Esa es una de las razones por las que, dijo la hermana Craven, es importante que estén juntos durante una semana como miembros de la Iglesia.
“Cuando están juntos a otros jóvenes que han hecho convenios similares a los de ellos, el Espíritu se puede sentir en una gran variedad de formas y actividades”, dijo.
3. Divertirse
El presidente Lund contó que recientemente un joven le dijo que nunca había visto que la Iglesia y la diversión pudieran estar juntas en un mismo espacio. El presidente Lund dijo que ese es uno de los propósitos por los que los jóvenes deberían participar del PFJ.
“Uno de los objetivos es tener actividades que sean tan interactivas y atractivas, que todos estén felices de participar en ellas mientras hablan sobre temas importantes y que tienen un gran impacto en sus vidas”, dijo.
4. Ganar mentores
Misioneros recién retornados y otros adultos jóvenes son asignados como consejeros de pequeños grupos de jóvenes en cada PFJ.
“Estos consejeros, que recientemente estuvieron en los programas de Hombres Jóvenes y Mujeres Jóvenes, a veces pueden comunicarse mejor con los jóvenes y compartirles su testimonio de manera distinta a la de sus padres u otras personas en sus vidas.
La corta diferencia de edad entre un joven de 16 o 17 años y tal vez un joven adulto soltero de 20 o 21 años realmente ayuda a los jóvenes a conectarse con ellos. Existe este factor genial”, dijo la hermana Craven.
El presidente Lund enfatizó el hecho de que estos consejeros adultos jóvenes son evaluados en múltiples niveles antes de ser seleccionados para sus funciones.
“Estos jóvenes adultos solteros que son mentores de los jóvenes son la definición de modelo a seguir. Los hemos elegido cuidadosamente. Hemos orado para que estos jóvenes estén en su lugar y cuando los vean, reconozcan su bondad”, dijo.
5. Fortalecer el espíritu
Para algunos de los que asisten al PFJ, llegar a esta conferencia es la parte difícil. Para otros, volver a casa puede ser igual de difícil.
El presidente Lund y la hermana Craven compartieron formas en que los padres y líderes pueden ayudar a los jóvenes una vez que regresan de su tiempo en el PFJ.
“Primero espero que los padres les pregunten [a los jóvenes] cómo fue su experiencia y no simplemente que los devuelvan a sus tareas y todo lo demás que tienen que hacer. Creo que hay una tendencia a que los jóvenes regresen a casa y simplemente no reconozcan la experiencia que les cambió la vida”, dijo la hermana Craven
Asimismo, la hermana Craven alentó a los líderes a preparar a los jóvenes para el PFJ antes de asistir al campamento con actividades que sirvan de modelo para los líderes de barrio y estaca el año en que sus unidades sean elegibles para asistir al PFJ.
Además, dijo que podrían organizar actividades posteriores al PFJ para ayudar a los jóvenes a aplicar lo que aprendieron en sus cuórumes, clases y familias.
El presidente Lund describe a los jóvenes que participaron del PFJ como “personas diferentes” en el sentido de que están mejor preparados para un nuevo crecimiento espiritual.
“Las familias que envían a sus jóvenes a estas actividades realmente no pueden entender o apreciar lo que está pasando allí y cuando regresan a casa, no siempre reconocerán que ha llegado alguien diferente. Estos jóvenes van a volver a casa listos para seguir progresando y avanzar juntos”, dijo.
6. Identificarse como hijos de Dios
Los juegos, el estudio de las Escrituras, los bailes, los devocionales y las actividades de servicio brindan experiencias maravillosas a los jóvenes. Sin embargo, comprender su verdadera naturaleza como hijos del Padre Celestial es lo más importante con lo que los jóvenes pueden regresar a casa, dijo el presidente Lund.
“Lo principal que esperamos que los jóvenes obtengan de esto es una mejor conciencia de su lugar en el Reino de Dios, que hay un Dios en el cielo que los ama y este es un lugar donde pueden llegar a saber eso”.
Ese conocimiento es un trampolín para tomar decisiones y acciones más justas para los jóvenes, explicó la hermana Craven.
“Cuando empiezan a internalizar realmente quiénes son, también tratan a otras personas como hijos e hijas de Padres Celestiales y eso rompe todo tipo de barreras, ya que se ven como hermanos y hermanas. Además, se dan cuenta de que tienen esta gran responsabilidad de ayudar a unir a todos”.
El presidente Lund dijo que el PFJ puede ser un lugar donde los jóvenes comiencen a ver que las palabras que repiten cuando dicen o leen sus respectivos lemas no son solo poemas o afirmaciones, son doctrinas verdaderas.
Fuente: Church News