Cuando era una niña, siempre quise tener el cabello rojo.
Siempre pensé que el cabello rojo era hermoso y, cuando era más joven, no quería nada más que tener mechas largas y rojizas.
Así que cuando tuve la edad suficiente para comprender lo que significaba la resurrección y que algún día mi cuerpo sería restaurado en su “perfecta forma,” automáticamente imaginé que mi perfecta forma tenía cabello largo y rojo.
Si bien esto no importaba en el gran esquema de las cosas, realmente le importaba a mi yo de 5 años, que en una forma extremadamente mórbida, en retrospectiva, realmente no podía esperar resucitar con el cabello rojo.
Absurdo, ¿verdad? Al menos, cuando lo comparas con la majestuosidad de tener un cuerpo resucitado en primer lugar y el precio que se pagó en el Getsemaní por mí para tener una vida eterna.
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Pero, a pesar de que maduré un poco desde ese entonces, sigo luchando con el nivel absurdo de 5 años en mi forma de pensar cuando se trata de la resurrección. Simplemente cambié el cabello rojo por otras cosas.
En la universidad, luché mucho con una imagen corporal poco saludable. A menudo, me castigaba por consumir alimentos “no saludables” (es decir, cualquier cosa que contuviera una onza de grasa o azúcar), pasando demasiado tiempo haciendo ejercicios y saltándome las comidas hasta el punto en que no podía dormir porque sentía mucha hambre.
Durante este tiempo, a veces, me miraba en el espejo y me preguntaba si esta era mi “perfecta forma,” o si mi cuerpo demacrado alguna vez se vería perfecto para mí.
Esto me hizo preguntarme, “¿Cuál era el punto? ¿Cuál es el punto de esforzarme tanto si nunca estaré feliz con el aspecto de mi cuerpo?”
Afortunadamente, al final, me di cuenta de que lo que estaba haciendo con mi cuerpo era extremadamente dañino y peligroso. Lentamente, comencé a cultivar hábitos verdaderamente saludables que ayudaron a sanar mi mente y mi cuerpo.
Sin embargo, todavía me pregunto, “¿Cuál es el punto? ¿Cuál es el objetivo de cuidar mi cuerpo ahora si será perfeccionado después?”
A continuación, mencionaré tres razones que encontré y demuestran cuán importante es cuidar nuestros cuerpos ahora, a pesar de que finalmente serán perfeccionados en la resurrección.
1. Es un mandamiento
Este tema siempre ha sido importante para nuestro Padre Celestial. Incluso, en el antiguo Israel, Dios estableció leyes que giraban en torno a los estilos de vida saludables en aquellos tiempos.
Daniel es un gran ejemplo de esto. Cuando fue llevado cautivo a Babilonia, Daniel mantuvo los mismos mandamientos dietéticos que sabía que eran de Dios y fue bendecido mental y físicamente debido a su obediencia.
Y a estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento y aptitud para aprender todas las letras y sabiduría; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y todo sueño.
Y sobre todo asunto de sabiduría y de entendimiento que el rey los consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino. (Daniel 1: 17 – 20).
Hoy, tenemos la Palabra de Sabiduría y otros mandamientos que nos enseñan cómo debemos cuidar nuestros cuerpos. Además, se nos prometen bendiciones por seguir los mandamientos de Dios a fin de cuidar nuestros cuerpos.
18 Y todos los santos que se acuerden de guardar y hacer estas cosas, rindiendo obediencia a los mandamientos, recibirán salud en el ombligo y médula en los huesos;
19 y hallarán sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, sí, tesoros escondidos;
20 y correrán sin fatigarse, y andarán sin desmayar.
21 Y yo, el Señor, les prometo que el ángel destructor pasará de ellos, como de los hijos de Israel, y no los matará. (DyC 89: 18 – 21)
2. Como tratemos nuestros cuerpos ahora afectará nuestro progreso eterno
Como dijo el Presidente George Albert Smith:
A veces me pregunto si los Santos de los Últimos Días se dan cuenta de que [la Palabra de Sabiduría] se nos ha dado para nuestra exaltación; no sólo para nuestra bendición temporal, sino para prepararnos para la vida espiritual… (Presidente George Albert Smith, “Las bendiciones temporales y espirituales que se obtienen por cumplir con la Palabra de Sabiduría,” Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: George Albert Smith).
El Élder L. Tom Perry también compartió qué efecto tiene el cuidado de nuestros cuerpos en nuestro progreso espiritual, en la actualidad, debido a su naturaleza sagrada.
“Las escrituras dan testimonio de cuán importantes son nuestros cuerpos físicos para nuestro progreso eterno,” dijo el Élder L. Tom Perry. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno profanare el templo de Dios, Dios le destruirá a él, porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”
Aunque podamos pensar que la forma en que tratamos nuestros cuerpos solo afectará nuestra vida mortal, podría haber consecuencias eternas si ignoramos los mandamientos y maltratamos nuestros cuerpos.
3. Nuestros cuerpos y nuestros espíritus están vinculados
Aunque frecuentemente vemos a nuestros cuerpos y espíritus como entidades separadas y no relacionadas, las escrituras nos demuestran que la condición del cuerpo puede afectar al espíritu.
Es por esto que el Señor nos dio la Palabra de Sabiduría. También dijo que fuéramos a la cama temprano y nos levantáramos también temprano (véase D. y C. 88:124), que no debemos correr más aprisa de lo que nos permitan nuestras fuerzas (véase D. y C. 10:4.) y que debemos emplear con moderación todas las cosas buenas…
El alimento puede afectar a la mente, porque las deficiencias de ciertos elementos en el cuerpo pueden provocar depresión mental… El descanso y el ejercicio físico son esenciales, y un paseo al aire fresco puede refrescar el espíritu. La sana recreación es parte de nuestra religión; un cambio de ritmo es necesario y aun su anticipación puede elevar el espíritu” (Ezra Taft Benson, “Do Not Despair,” Ensign, Nov. 1974).
Asimismo, vivir de manera saludable repercute en nuestra capacidad de recibir revelación personal. Según dijo el Presidente Nelson:
“En los días futuros, no será posible sobrevivir espiritualmente sin la influencia guiadora, orientadora, consoladora y constante del Espíritu Santo.” (Presidente Russell M. Nelson, “Revelación para la Iglesia, revelación para nuestras vidas,” Conferencia General de abril de 2018).
Si bien solía preguntarme por qué la forma en que cuidaba mi cuerpo en la actualidad era importante si [mi cuerpo] iba a ser perfeccionado después de la resurrección, ahora me queda claro que nuestros cuerpos son muy valiosos para nuestro Padre Celestial.
A Él le importa la manera en que tratamos nuestros cuerpos ahora porque son una parte muy importante de Su plan para nuestra felicidad eterna. Podemos ganar muchas cosas al cuidar nuestros cuerpos en esta vida, cosas que nos bendecirán en las eternidades por venir.
Artículo originalmente escrito por Katie Lambert y publicado en ldsliving.com con el título “Why Should We Take Care of Our Bodies Now If They Will Be Made Perfect in the Resurrection?”