¿Por qué tengo que dar mi diezmo a la Iglesia y no directamente a los pobres?
Soy una persona que cumple con dar el diezmo, pero me he puesto a pensar en lo que la Iglesia hace con ese dinero.
No sé de qué manera se administra ese dinero, pero eso me parece importante. Sé que se invierte en hacer el bien y los templos, pero me interesan más las personas que pasan por necesidades y carencias extremas.
Siento que debería darle mi diezmo directamente a los pobres y no a la Iglesia. ¿Reconocerá Dios aquella acción como mi diezmo? Dios lo sabrá. La Iglesia no lo sabrá, ¿es eso importante?
Respuesta
Pienso que primero debemos recordar uno de los versículos que se encuentran en la sección 119 de Doctrina y Convenios.
“De cierto, así dice el Señor, requiero que todos sus bienes sobrantes se pongan en manos del obispo de mi iglesia en Sión”.
Entonces, es un enfoque equivocado interpretar las Escrituras de manera opuesta a las enseñanzas de los profetas escogidos por el Señor para dirigir Su Iglesia en estos últimos días.
Se ha establecido claramente la forma correcta de pagar el diezmo. Pagarlo de alguna otra manera y luego llamarlo diezmo no sería correcto y no contaría como tal.
Es bueno que tengamos el deseo a ayudar a los demás, no hay nada de malo en eso. De hecho, se nos ha mandado que lo hagamos si tenemos la oportunidad y los recursos, pero eso es un mandamiento diferente al diezmo.
El diezmo debe darse al obispo y, tal como lo dice su nombre, es el 10% de nuestros ingresos. Ese es el mandamiento.
Otro punto que también debemos comprender es que a medida que la Iglesia ha ido creciendo, el aspecto administrativo de la misma también ha madurado.
Dicho esto, esto no quiere decir que se trata de negocios, sino de una inversión prudente de los recursos de la Iglesia ara el crecimiento y edificación de la misma, al igual que las ayudas a los necesitados en todo el mundo y la propagación del Evangelio de Jesucristo.
Los líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días están comprometidos con la obra del Señor y harán lo necesario para que los fondos y el sacrificio de los Santos se emplee de la manera correcta y de acuerdo con la voluntad del Señor, después de todo, esta es Su Iglesia, no la del profeta.
Este es un punto en el que podemos demostrar un poco de fe. Confiemos y sostengamos a aquellos que Él ha elegido para hacerlo, tanto en los esfuerzos en el frente espiritual como en el frente temporal del reino de Dios.
El profeta José Smith también compartió en DyC 88:
“Enseñaos diligentemente, y mi gracia os acompañará, para que seáis más perfectamente instruidos en teoría, en principio, en doctrina, en la ley del evangelio, en todas las cosas que pertenecen al reino de Dios, que os conviene comprender;
De cosas tanto en el cielo como en la tierra, y debajo de la tierra; cosas que han sido, que son y que pronto han de acontecer; cosas que existen en el país, cosas que existen en el extranjero; las guerras y perplejidades de las naciones, y los juicios que se ciernen sobre el país; y también el conocimiento de los países y de los reinos,
A fin de que estéis preparados en todas las cosas, cuando de nuevo os envíe a magnificar el llamamiento al cual os he nombrado y la misión con la que os he comisionado”.
Tus esfuerzos para apoyar al pobre y al necesitado son admirables, pero no podemos utilizar el cumplimiento de ese mandamiento para justificar la desobediencia del otro.
Fuente: askgramps.org