¿Por qué debería pagar el diezmo? Dios no necesita dinero

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Puede que muchas personas encuentren el concepto del diezmo, la donación de la décima parte de nuestros ingresos a la Iglesia de Jesucristo, algo difícil de entender y como algo innecesario en estos tiempos o como un mandamiento que se ha discontinuado.

¡Lo cierto es todo lo contrario! A pesar de su antigüedad, el diezmo es una ley que aún sigue vigente para los Santos de los Últimos Días y para muchas otras religiones. 

En 1838, el Señor resaltó su vigencia mediante el profeta José Smith: 

“Mi pueblo… [pagará] la décima parte de todo su interés anualmente; y ésta les será por ley fija perpetuamente”. -DyC 119:3–4

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Puede que algunos digan “Dios no necesita dinero”, sin embargo, para llevar a cabo Su obra, la edificación de templos, los materiales de enseñanza, entre otras cosas, esta donación es necesaria. 

La página web de la Iglesia dice lo siguiente:

“[Los diezmos] ayudan a hacer avanzar la obra del Señor en la tierra, con lo cual otorgan a otros hijos de Dios la bendición de aprender de Él y progresar en el Evangelio”.

En ese aspecto, nos vemos una vez más en la necesidad de poner a prueba nuestra fe y albedrío, de ayudar en la obra de Dios o de no hacerlo porque no creemos en ella o simplemente porque aún no hemos desarrollado la fe suficiente como para creer que las bendiciones vendrán por nuestros sacrificios.

La verdad es que, de una manera muy real y maravillosa, las ventanas de los cielos se abren a todos los hijos e hijas del Padre Celestial que eligen seguir Sus mandamientos. Estas promesas realmente son para nosotros si es que estamos dispuestos a probar al Señor. Es más, Él nos invita a hacerlo.

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“Traed todos los diezmos al alfolí… y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. -Malaquías 3:10

Estas bendiciones son para diferentes aspectos de nuestras vidas, no solo económicos, son una protección para nosotros y nuestra familia.

El diezmo es algo más que solo donar dinero, es una expresión de amor, fe y gratitud. Es mostrarle a Dios que le seguiremos aún cuando pueda resultarnos difícil, es mostrarle que podemos confiar en Él en las cosas materiales tanto como espirituales (Temas del Evangelio: Diezmo). 

Colocar nuestra fe en Padre nos asegura que Él cuidará de nosotros, que Él nos dará las bendiciones que necesitamos en el momento preciso. Él no nos dejará caer.

Nuestra fuerza espiritual proviene de confiar en el Señor. Al enfrentar las pruebas y desafíos de la vida, tendremos necesidad de mayor fe, inspiración y valor, y no hay mejor fuente de las mismas que de nuestro Salvador. 

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No importa el monto de nuestros ingresos, seremos bendecidos al pagar el diezmo. Cuando Jesús vio a una mujer colocar sus pocas monedas en el alfolí del templo, le dijo a sus discípulos: 

“De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado al arca, porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento”. – Marcos 12: 43-44

Al igual que todos los mandamientos, nadie puede obligarnos a cumplir cada uno de ellos. El diezmo sigue siendo una decisión personal, un acto de fe. 

Sin embargo, si hacemos lo que el Señor nos pide, con humildad, aún sin saber el porqué de todas las cosas, probaremos la entrañable misericordia del Padre Celestial y todas las bendiciones que tiene preparado para nosotros.

Como dijo el Señor, podemos probémoslo ahora en esto.

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