“No he podido aceptar la muerte de mi ser querido. Aún sabiendo que no debería, siento mucho rencor hacia Dios… ¿qué puedo hacer?”
Pregunta
Uno de mis familiares más cercanos falleció. Fue muy duro y todavía es difícil de aceptarlo. Esa persona me dio un consejo y su amor incondicional. Esa persona era muy buena, sin embargo, no entiendo porque el Padre Celestial se la llevó. Siento que a esa persona se la necesitaba más en esta tierra que en el Cielo.
No he podido aceptar la situación, no ha importado cuanto lo he intentado. Aún sabiendo que no debería, siento mucho rencor hacia el Padre Celestial… ¿qué puedo hacer?
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Respuesta
Perder a un ser querido, como ya lo sabes, puede ser una experiencia muy traumática y difícil de sobrellevar, especialmente si se trata de la persona que creemos todavía tenía muchos años por vivir.
La muerte es el proceso inevitable por el que pasamos de este mundo al siguiente, y cada persona que nace debe morir, eso te incluye a ti y a mí.
Conocemos personas que han fallecido en diferentes edades, desde bebés hasta personas de muy avanzada edad; también sabemos que fallecen por diferentes factores y condiciones.
Ahora, todas estas son situaciones de las que eres perfectamente consciente. En tu caso ha fallecido un ser querido, alguien con quien has tenido una relación personal muy cercana. Esa separación ha tenido un efecto grande en tu vida personal, sin duda en una relación muy querida.
Tu circunstancia, por difícil que sea de sobrellevar, de ninguna manera es única. La gran mayoría de las personas que mueren producen sentimientos desgarradores en los seres queridos que dejan atrás.
Pero tratemos de ver el proceso de la muerte desde una perspectiva algo más amplia. En primer lugar, ¿qué es la muerte? Quizás la mejor analogía es compararla con la acción de quitarse un abrigo. El abrigo es nuestro cuerpo.
¿Qué haces cuando te quitas un abrigo? Lo dejas a un lado y sigues haciendo tus cosas. La persona que muere hace lo mismo. Empieza una nueva fase de su vida inmortal. Brigham Young dijo de este proceso:
“Puedo decirles con respecto a tener que separarnos de nuestros amigos, y aun irnos nosotros mismos, que yo he podido comprender lo suficientemente la eternidad que debo ejercer una fe mucho mayor para desear vivir como nunca antes la he ejercido en mi vida.
El esplendor y la gloria de la próxima morada es inexpresable. No hay obstáculos como para que a medida que avanzamos en edad tengamos que andar tropezando y cuidándonos de no caer. Vemos aun a nuestra juventud tropezando con frecuencia y cayéndose.
¡Pero más allá es tan diferente! Se mueven con serenidad y como relámpagos. Si queremos visitar Jerusalén o ese, aquel u otro lugar, y creo que se nos permitiría si lo deseáramos, allí estaremos, viendo sus calles.
Si queremos contemplar Jerusalén como era en los días del Salvador, o si queremos ver el Jardín de Edén como era cuando fue creado, allí estaremos y lo veremos como existía espiritualmente, porque primero fue creado en el espíritu y luego temporalmente, y permanece aún espiritualmente.
Y estando allí, podríamos contemplar la tierra como era al principio de su creación, o visitar cualquier ciudad que quisiéramos de entre las que existen sobre ella. Si deseáramos saber cómo viven en estas islas occidentales o en la China, ahí estaremos; en realidad, somos como la luz de la mañana.”
Ahora, el Señor ama a tu ser querido más que tú. Él también te ama, y eso es sin duda mucho más de lo que crees. Él sabe exactamente por lo que estás pasando y, por cierto, tu experiencia no es diferente a lo que la mayoría de nosotros atravesamos al perder a un ser querido, sin embargo todavía hay esperanza.
La muerte es la puerta de paso de la mortalidad a la inmortalidad. Al otro lado de esa puerta no hay solamente un vacío. La obra del reino es vital, si no más que aquí. Y los siervos del Señor son necesarios de ese lado tanto como se necesitan aquí. El Señor nos llama y nos necesita para un propósito en particular.
Sientes que tu ser querido es necesitado más aquí en la tierra que en el cielo, pero hay algo que debes preguntarte: ¿Qué es lo que tu ser querido puede lograr en su nuevo entorno?
El pasar de esta vida a la próxima no es un accidente y en el mundo de los espíritus no nos sentamos y esperamos la resurrección. Hay mucho por hacer y mucho amor y servicio que dar.
Ten en cuenta que los que parten de esta vida en rectitud son necesarios allá más de lo que se los necesitan aquí, y que están mucho más ocupados y más involucrados en la obra del Señor de lo que nunca estuvieron durante la mortalidad.
Ten en cuenta que si pudieras ver a través del velo y saber lo que está sucediendo allí, estarías más feliz que triste por el fallecimiento de tu ser querido, y no lo cambiarías por nada. Así que creo que la conclusión:
“Creed en Dios; creed que él existe, y que creó todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra; creed que él tiene toda sabiduría y todo poder, tanto en el cielo como en la tierra; creed que el hombre no comprende todas las cosas que el Señor puede comprender.” -Mosíah 4:9
Fuente: askgramps.org