Nota del editor: Todos hemos sentido, en algún momento, que no damos la talla. Que enseñamos más de lo que logramos vivir. Pero, ¿significa eso que somos hipócritas? El élder Dale G. Renlund nos ayuda a responder esa inquietud con sabiduría, compasión… y una gran verdad.

Hace un tiempo, un joven misionero se acercó al élder Dale G. Renlund con una pregunta que quizás tú también te has hecho:

“¿Somos hipócritas si no guardamos todos los mandamientos que enseñamos a las personas?”

Y la respuesta del élder Renlund, compartida en redes sociales en 2022, fue tan clara como esperanzadora.

“No tenemos que ser perfectos para servir al Señor”, escribió. “Yo sé mejor que nadie que no soy perfecto. Y, sin embargo, Él me llamó a servir como Apóstol”.

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre la hipocresía y simplemente equivocarse? El élder Renlund lo explicó así:

“Hipocresía es enseñar un mandamiento que no tienes la intención de guardar. Pero enseñar los mandamientos, tropezar y luego arrepentirte… eso no es hipocresía. Eso es tener la intención de obedecer, aunque todavía estés en proceso”.

¡Qué alivio saberlo! No se espera que caminemos sin caer. Se espera que caminemos con intención verdadera. Que cuando tropecemos, nos levantemos. Que cuando fallemos, regresemos a Él. Y el Libro de Mormón lo respalda:

“Mas cuantas veces se arrepentían y pedían perdón, con verdadera intención, se les perdonaba” (Moroni 6:8).

La clave está en la intención, en el deseo sincero de guardar los mandamientos de Dios. Enseñarlos con fe, vivirlos con esfuerzo, y recurrir al arrepentimiento cuando fallamos.

Porque, como testificó el élder Renlund, gracias a la expiación de Jesucristo, el perdón es real.

Nadie espera que seas perfecto. Solo que sigas intentándolo con el corazón dispuesto.

¿Has sentido que no eras lo suficientemente bueno para enseñar o servir? ¿Qué aprendiste tú sobre la verdadera intención?

Video relacionado