Un matrimonio eterno: Cómo evitar que la frustración destruya tu relación

matrimonio

Hay momentos en la vida donde podemos sentir irritación hacia nuestro esposo o esposa. Cuando nos llenamos de este sentimiento, es inevitable entrar en conflicto en la vida conyugal.

Esta historia es un claro ejemplo.

Algo que irritaba a una esposa es la irresponsabilidad. Espera que las personas, especialmente su esposo, cumplan con su deber de manera pronta. Se impacienta mucho cuando las personas son irresponsables.

Por otro lado, su esposo se fastidiaba cuando lo molestaban, detestaba que lo hicieran. 

Es fácil imaginar las peleas que esta familia probablemente tenía.

una pareja discutiendo

Ella ideó un nuevo plan. Imagen: Shutterstock

Un día, la esposa compró muchos víveres, incluyendo una caja grande de detergente. Cuando llegó a casa, hizo varios viajes para llevar las compras a la cocina. 

Le pidió a su esposo que saque la pesada caja de detergente y la llevara a la lavandería. Él prometió que lo haría, pero se distrajo con otras actividades. Ella se irritó por su incumplimiento. 

Le recordó su promesa con cierta brusquedad, lo cual incomodó mucho a su esposo. Después de un tiempo, ella nuevamente le dijo lo de la caja, pero él nuevamente lo olvidó.

Ella ideó un plan. Todos los días iba a la maletera del automóvil y tomaba solo lo necesario de detergente para lavar su propia ropa. 

pareja de novios molesta

Su reacción fue enojarse y tratarlo como una persona irresponsable. Imagen: Shutterstock

Unos días después, mientras se vestía para ir al trabajo, el esposo se dio cuenta que tenía poca ropa limpia.

Entonces preguntó: “¿Dónde está mi ropa? ¿Por qué no lavaste la ropa?” Ella respondió: “No sacaste el detergente de la maletera. Lavé mi ropa, pero no la tuya”.

Tanto el esposo como la esposa estaban actuando de maneras que tenían sentido para cada uno, pero que dañaban su relación.

La esposa fue sensata al pedir ayuda, y su esposo debería haberla ayudado de inmediato. Su reacción fue enojarse y tratarlo como una persona irresponsable.

A su vez, él se sintió acusado y criticado, lo que lo llenó de resentimiento. Marido y mujer terminaron irritados y a la defensiva, cada uno sintiendo que sus acciones estaban justificadas. 

mujer tocando su anillo de matrimonio

Todo cónyuge debe adherirse al estándar celestial. Imagen: Shutterstock

Al compartir este ejemplo, no estoy sugiriendo de ninguna manera que las mujeres son más propensas a ofenderse que los hombres. Todo cónyuge debe adherirse al estándar celestial. 

Esta historia es un ejemplo de las formas en que nos preparamos para el fracaso en el matrimonio.

Entonces, ¿qué hacemos cuando nuestras peticiones no son atendidas? ¿Existe una mejor manera de abordarlas?

El resentimiento

una pareja mirandose decepccionada

Al irritarnos contra nuestro cónyuge, solo hacemos más grande la brecha que nos divide. Imagen: Shutterstock

Cualquier persona que esté casada, ya sea recientemente o por años, tiene razones para sentir fastidio o resentimiento en ciertas ocasiones.

Al inicio de un matrimonio, es fácil perdonar y ser amables, pero con el tiempo, estos impases se acumulan, nos enfadamos por las ofensas y, en lugar de perdonarlas, simplemente las toleramos.

Esto puede hacer que tratemos a nuestro cónyuge con impaciencia y desprecio, nos alejamos del diálogo y el perdón.

Con el tiempo, nos preguntamos si tomamos la decisión equivocada al casarnos con la persona que elegimos y quizá empezamos a exigir que cambie.

perdonar y convivir

Cuando nuestras intenciones no son buenas, todo lo que decimos o hacemos puede lastimar y ofender a quien amamos. Imagen: Shutterstock

El resentimiento crece. La discordia aumenta. Nos alejamos de los momentos de cooperación y nos dirigimos hacia preocupaciones egoístas: “¿Y qué hay de mí? ¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué no actúas como deberías?”

Mientras tanto, Satanás se ríe y los cielos lloran. Perdemos de vista el propósito de Dios en el matrimonio.

Olvidamos que el matrimonio también tiene sus desafíos con el fin de enseñarnos a desarrollar amor de la manera más efectiva posible: a través de la frustración y la irritación.

La calidad del corazón

Es la calidad de nuestro corazón lo que determina la calidad de nuestras palabras. Imagen: Canva

Regresando a la pareja que discutía por el detergente.

Si la esposa reconoce que su irritación no inspirará una acción útil, puede elegir actuar con amor. Puede recordar todas las formas en que él normalmente la ayuda y sus buenas cualidades.

Puede elegir una forma más amable de pedir su ayuda: “Sé que has estado ocupado, pero ¿puedes ayudarme a sacar el detergente del auto?”

Al conocer bien a su esposo, ella está excepcionalmente calificada para hacer la pregunta correcta, pero solo discernirá estas palabras si tiene las intenciones adecuadas.

manos entrelazadas

El hombre natural es enemigo de Dios. Imagen: Canva

Cuando nuestras intenciones no son buenas, todo lo que decimos o hacemos puede lastimar u ofender a quien amamos.

Por otro lado, el esposo debió haber cumplido con la petición de su esposa de manera pronta y sin renegar.

Sin embargo, el hombre natural es enemigo de Dios. Como seres mortales y caídos, tenemos grandes brechas que minimizar. Estas se pueden llenar con actos de cambio y progreso, con humildad y paciencia.

pareja abrazandose

No tengas miedo a dar todo tu amor. Imagen: Canva

Habiendo recibido el perdón por nuestras enormes deudas con los cielos, es lógico que también extendamos a los demás el mismo perdón que recibimos cuando se comete algún error.  

Ese mensaje queda claro en el siguiente versículo:

“¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno del buen tesoro del corazón saca buenas cosas, y el hombre malo del mal tesoro saca malas cosas”. (Mateo 12:34-35)

Es la calidad de nuestro corazón lo que determina la calidad de nuestras palabras.

La clave para las relaciones se basa en el amor

amor

Jesús puede enseñarnos a amar de verdad. Imagen: Canva

Es fácil asumir que el mejor remedio para la tensión conyugal es mejorar la comunicación de pareja.

Hipotéticamente, si uno de los cónyuges se expresa con claridad y la otra persona escucha con atención, ambos deberían ser capaces de resolver todos sus problemas matrimoniales.

Pero como sabiamente observó Douglas Brinley, un Santo de los Últimos Días y profesor de relaciones familiares: 

“Si todo lo que hacemos es enfatizar la capacidad de comunicación de las personas sin antes ablandar el corazón, solo convertiremos a estas personas en contendientes más astutos”. 

El Salvador enseñó que debemos cambiar nuestro corazón. Imagen: Canva

Por más cuidadosa y elaborada que sea una conversación, aún transmitirá fastidio e irritación si no estamos motivados por el espíritu correcto, con “persuasión, por longanimidad, benignidad, mansedumbre y por amor sincero” (DyC 121:41).

Jesús no enseñó que debemos resolver nuestras frustraciones aprendiendo mejores maneras de comunicarnos. 

Sí, son buenas, pero aquello no cambia nuestra esencia, el Salvador enseñó que debemos cambiar nuestro corazón, que hagamos cosas que permitan que Él nos transforme. 

Para esto, el evangelio prescribe cuatro pasos.

“Jesús, El Cristo” por John Zamudio

1. Fe en el Señor Jesucristo. Cuando creemos que Jesús nos guía en nuestros desafíos y solo nos ofrece experiencias que nos ayudarán a crecer en misericordia, aceptamos estas experiencias como un regalo sagrado.

2. Humildad. Cuando somos humildes, no vemos las fallas de nuestro cónyuge como un ataque en contra de nosotros. En lugar de molestarnos, vemos la irritación como una invitación a practicar la misericordia.

3. Compasión. Cuando tenemos compasión por nuestro cónyuge, por sus pesares, desafíos y necesidades, nos asemejamos a Dios. La compasión es un don sagrado que nos lleva a la caridad.

4. Caridad. Cuando buscamos lo que es bueno y lo procuramos, somos más felices y nuestros cónyuges también lo son. Pedimos sin atacar y nos perdonamos mutuamente.

No importa cuán seguros o justos creamos que somos, si no tenemos caridad, no somos nada y, por lo tanto, caeremos en el error.

pareja que se toma de la mano

Un matrimonio se vuelve un paraíso terrenal, no es perfecto, pero es perfecto para cada cónyuge. Imagen: Canva

Incluso los mayores dones espirituales pueden dejarnos espiritualmente deficientes si no tenemos caridad.

Somos hijos e hijas de un Padre Celestial, experimentamos un gran cambio de corazón gracias a Su Hijo y Sus enseñanzas, esa es la clave del éxito en el matrimonio.

Un cambio de corazón puede hacer que un matrimonio se vuelva un paraíso terrenal, no es perfecto para el mundo, pero es perfecto para cónyuge. 

Fuente: Maisfe

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