Durante los primeros 18 años de mi vida, pensé que tenía un alma gemela. Creía que tenía que encontrar a la persona con la que había hecho una promesa de casarme en la pre existencia. Mi alma gemela. Cuando supe que eso NO era cierto, quedé sorprendida.
Me encontré preguntando: “¿Qué quieres decir con que no hay UNA persona destinada para mí? ¿Y ahora cómo me voy a casar?” Después de orar y estudiar las Escrituras, encontré consuelo en la historia del hermano de Jared, conocido como Mahonri Moriáncumer.
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Capítulos de Éter 2 y 3
En el Capítulo 2 de Éter, vemos que el hermano de Jared recibió el mandamiento del Señor de construir barcos. Una vez que fueron terminados, Mahonri descubrió rápidamente que la gente no podía ver en estos botes porque no había una fuente de luz.
Entonces él se volvió al Señor y le preguntó (Éter 2:22):
“Y clamó de nuevo al Señor, diciendo: He aquí, oh Señor, he obrado según me lo has mandado; y he preparado los barcos para mi pueblo, y he aquí, no hay luz en ellos. ¿Vas a permitir, oh Señor, que crucemos estas grandes aguas en la obscuridad”
El Señor le respondió al hermano de Jared de una manera muy singular. En lugar de darle a Mahonri una respuesta directa, el Señor le preguntó:
“¿Qué quieres que yo haga para que tengáis luz en vuestros barcos?”
PAUSA.
El Señor le dio al hermano de Jared la oportunidad de usar su albedrío y al mismo tiempo cumplir con lo que le había mandado.
Cuando se nos envió enviados a la tierra, se nos mandó que pudiéramos casarnos. ¡Al seguir este mandamiento, el Señor nos permite usar nuestro albedrío para elegir con quién realizaremos este convenio!
Después de reflexionar durante un tiempo y buscar la solución perfecta, el hermano de Jared regresó al monte en el Capítulo 3 de Éter para conversar con el Señor. Él llevó consigo dieciséis piedras que creía serían una buena solución a la petición del Señor. Con la ayuda y bendición del Señor, las piedras proporcionaron la luz que tanto necesitaban.
¿Piedras brillantes?
Si eres como yo, cuando leí por primera vez que Mahonri le llevó piedras al Señor, me quedé un poco confundida. Después de investigar más, pensé que esta podría no haber sido la primera vez que se mencionaban piedras brillantes en las Escrituras. En Génesis 6:16, se nos enseña como Noé construyó su arca. El versículo dice:
“Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero.”
Hay una nota al pie de página en la palabra “ventana”, que nos dice que la palabra ha sido mal traducida. La nota al pie dice:
“HEB tsohar; algunos rabinos creían que era una piedra preciosa que brillaba dentro del arca. (Éter 2:23).”
La palabra hebrea tsohar significa “brillante” o “resplandeciente” y era conocida como una piedra luminosa según la tradición judía. Puede que el hermano de Jared haya pensado que si eso le funcionó a Noé, también podría funcionarle a él.
Llevarle piedras al Señor
Cuando Mahonri caminó por la montaña con las piedras en la mano, temía lo que el Señor pudiera decirle. Dicho esto, estoy seguro de que el Señor vio las piedras y pensó: “Mmm, ¿piedras? interesante elección, Mahonri”.
Debido a que las piedras fueron llevadas con fe, el Señor las bendijo para cumplir el mandamiento que se le fue dado al hermano de Jared.
A medida que empezamos a salir en citas, puede que parezca que estamos buscando responder la pregunta del Señor, “¿Qué quieres que yo haga para que tengáis luz en vuestros barcos?” Puede que miremos a nuestro alrededor, tratando de encontrar lo que el Señor quiere que usemos para encender nuestros barcos y que encontremos palos, tierra y piedras metafóricas.
Después de estudiar las Escrituras, orar y ayunar, puede que podamos preferir una “piedra” en particular a otras. Cuando queremos saber si debemos seguir adelante en una relación, es como si lleváramos esa piedra al Señor.
El Señor puede mirar nuestra elección y pensar: “Mmm, ¿piedras? una elección interesante, (pon tu nombre aquí)”. Como somos fieles en guardar el mandamiento del Señor, Él tocará y bendecirá esa relación. El Señor tiene el poder de ver todo el potencial de esa piedra, el poder que tiene para iluminar tu barco.
El Señor confía en ti
¿No es hermoso que el Señor confíe en nosotros para tomar esa importante decisión? No hay una alma gemela predestinada a cada uno de nosotros esperando que nos encontremos con ellos. Solo TÚ tienes el poder de tomar esa decisión (Bueno, tú, el Señor y la otra persona).
Ahora bien, el Señor no siempre nos dará una respuesta afirmativa cuando le preguntemos sobre nuestra elección de la persona con la que queremos casarnos, pero es importante recordar y encontrar consuelo en el hecho de que cada uno de nosotros tiene el albedrío para elegir lo que vamos a usar para iluminar nuestros “barcos”.
¡Así que sal y encuentra tu piedra, no tu alma gemela!
Este artículo fue escrito originalmente por Madi Wickham y fue publicado originalmente por thirdhour.org bajo el título “You Don’t Want a Soulmate, You Want a Stone”