Estudié francés cuando estaba en la secundaria y en la mayor parte de la universidad. Tenía muchas ganas de hablar francés, pero mis habilidades para ello eran muy malas.
Durante un semestre en BYU, después de reunirme con mi profesor para mi examen de expresión oral, me preguntó si alguna vez había orado para tener el don de lenguas.
Nunca pensé en eso.
Él me explicó que el don de lenguas es un don del espíritu y que debemos buscar estos dones con buenas intenciones. Entonces, si tenía el deseo correcto de aprender francés, podría orar para pedir ese don.
Tuve este pensamiento en mente durante la Conferencia General unas semanas más tarde, y el élder Holland pronunció su maravilloso discurso, “La lengua de ángeles”.
¿Qué es la lengua de ángeles?
La lengua de ángeles es un lenguaje del espíritu, centrado en el Salvador Jesucristo. Se puede decir que es literalmente un nuevo lenguaje, pero no es un lenguaje humano.
Nefi lo expresó de esta manera:
“Los ángeles hablan por el poder del Espíritu Santo; por lo que declaran las palabras de Cristo”.- 2 Nefi 32: 3
Es un lenguaje caracterizado por los frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Los que hablan el lenguaje de los ángeles hablan de Cristo, hablan como Cristo y hablan las palabras de Cristo.
No necesitamos aprender un nuevo vocabulario o gramática; la lengua de ángeles se basa más en el sentir y el enfoque de nuestras conversaciones, se trata de nuestros corazones.
Es un lenguaje que puede (y debe) usarse en cualquier entorno: en reuniones de trabajo, en desacuerdos, al disciplinar a nuestros hijos, al testificar, en tiempo de familia, en interacciones con amigos, en la fila al pagar o en el tráfico.
Tal como lo enseñó Santiago, si alguien domina esta lengua y “no ofende de palabra”, entonces es una persona “perfecta, capaz también de refrenar todo el cuerpo” (Santiago 3: 2).
El deseo del Señor
Aprendí suficiente francés para poder ir en metro, ir a las panaderías y entablar una conversación sencilla, aun así, el francés nunca me salió natural. Nunca adquirí la fluidez suficiente como para poder pensar y sentir en francés.
Del mismo modo, todos somos capaces de hablar la lengua de ángeles al menos ocasionalmente, lo suficiente como para seguir con nuestro día. Lo malo es que puede que todavía sigamos hablando una lengua más hiriente.
Como nos recuerda el élder Holland:
“La voz que expresa un testimonio sincero, que pronuncia fervientes oraciones y que canta los himnos de Sión, puede ser la misma voz que vitupera y critica, que avergüenza y denigra, que ocasiona dolor y destruye el espíritu de uno mismo y con ello, el de los demás.
“De una misma boca proceden bendición y maldición”, se lamenta Santiago; “Hermanos [y hermanas] míos”, dice, “esto no debe ser así””.
El Padre Celestial desea que seamos fluidos en la lengua de ángeles. Debe ser el lenguaje natural de todas nuestras palabras, sentimientos y pensamientos.
¿Cómo recibimos la lengua de ángeles?
El hombre natural, que es enemigo de Dios, no tiene a la lengua de ángeles como su lengua materna. Es una lengua que se aprende.
Esta lengua no está compuesta por un alfabeto específico o un conjunto de reglas gramaticales, por lo que la adquisición del idioma se produce de manera diferente a otros idiomas.
Nefi explica que solo aquellos que reciben el Espíritu Santo pueden aprender esta lengua. Hablar en lengua de ángeles es un don espiritual, el don de lenguas.
El Señor dio el mandamiento:
“Buscad diligentemente los mejores dones, recordando siempre para qué son dados; porque de cierto os digo, que se dan para el beneficio de los que me aman y guardan todos mis mandamientos, y de los que procuran hacerlo”. – DyC 46: 8-9
Estos dones están destinados a beneficiar a todos los que aman a Dios y tratan de guardar Sus mandamientos. Ciertamente, aprender a hablar en lengua de ángeles tendrá ese efecto cuando usemos nuestras palabras para elevar, animar, sanar, unir y amar a los demás.
Para recibir estos dones, Dios nos dice que debemos buscarlos y pedírselos a Él. Debemos pedir este don en oración, pero también debemos buscarlo a través del estudio y la práctica.
En ese sentido, aprender la lengua de ángeles es muy similar a aprender otros idiomas. Por ejemplo:
– Es imposible aprender un idioma solo deseando poder hacerlo. Es crucial dedicar tiempo al estudio de la gramática, el vocabulario y la cultura.
Asimismo, no podemos aprender a hablar las palabras de Cristo si no dedicamos un tiempo para estudiarlas. Nefi da esto como la clave para hablar esta lengua y nos exhorta a “deleitarnos en las palabras de Cristo”.
-Aprender un idioma es un proceso que toma tiempo y requiere paciencia y humildad, ya que cometemos y aprendemos de millones de pequeños y, a veces, grandes errores.
A menudo se necesita la gentil corrección de aquellos que pueden ver y ayudarnos a corregir nuestros errores. Se necesita de nuestra determinación para seguir practicando.
-Los idiomas se aprenden más rápido por inmersión. Si nos rodeamos de quienes hablan este idioma, o que también están intentando aprenderlo, nuestra fluidez se verá acelerada.
Cómo hablamos en lengua de ángeles
Recuerdo el momento específico mientras estaba en Francia cuando entendí una oración completa en francés por primera vez sin traducirla primero en mi mente.
Nunca obtuve una fluidez perfecta, pero el idioma se volvió cada vez más natural para mí. Esos momentos en los que podía hablar o entender libremente el idioma se sentían increíbles, como si me hubiera convertido en una nueva persona.
Tendremos estos momentos al esforzarnos por hablar en lengua de ángeles. Puede ser cuando un niño es desobediente o hace una rabieta y te das cuenta de que mantuviste la calma.
Puede ser cuando alguien te critica y te das cuenta de que las voces en tu cabeza te recuerdan que eres un hijo de Dios con un valor divino que no puede ser disminuido por la opinión de otra persona.
También podría ser cuando alguien comete un error y te das cuenta de que tu corazón está lleno de amor por ellos en lugar de juicio. O podría ser simplemente cuando te cruzas con un extraño y te das cuenta de que lo miraste a los ojos y le dijiste hola.
A medida que comencemos a hablar este idioma, se volverá más y más parte de nosotros hasta que realmente nos convirtamos en personas nuevas, personas perfectas.
Fuente: Third Hour