Al reflexionar sobre cómo podría crear un monumento que conmemore la misericordia de Dios en mi propia vida, me di cuenta de que hay muchas cosas sencillas que todos podemos hacer.
En la Manzana del Templo en Salt Lake City, Utah, se encuentra un monumento que conmemora un acontecimiento significativo en la historia de la Iglesia.
En 1848, un enjambre de grillos atacó los cultivos sembrados por los pioneros en hambruna, sin embargo, parte de esa cosecha se salvó cuando una bandada de gaviotas llegó devorándose a los grillos.
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En honor a este milagro, el Monumento a las Gaviotas se erigió en 1913. La estatua cuenta con dos gaviotas de bronce en la parte superior sobre una columna de granito. También hay cuatro paneles elevados que relatan la historia de los grillos y las gaviotas a millones de visitantes cada año.
Un día, mientras caminaba por la Manzana del Templo, me detuve para leer uno de esos paneles, que dice: “Erigido en agradecimiento al recuerdo de la misericordia de Dios para con los pioneros mormones”.
Al leer esas palabras, una pregunta vino a mi mente: “¿Cómo recuerdo la misericordia de Dios en mi vida?”
En muchas ocasiones he recibido la misericordia de Dios. Al igual que los pioneros, he sido rescatada de situaciones que no podía sobrellevar y superar por mi propia cuenta. Aunque no estoy planeando construir una estructura física, deseo encontrar formas tangibles que nos ayuden a recordar y testificar sobre la misericordia de Dios.
En la Conferencia General de octubre de 2007, el Presidente Henry B. Eyring, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, nos alentó a “buscar formas de reconocer y recordar la bondad de Dios”, y prometió que “[seremos] bendecidos al recordar lo que Señor ha hecho”.
Al reflexionar sobre cómo podría crear un monumento que conmemore la misericordia de Dios en mi propia vida, me di cuenta de que hay muchas cosas sencillas que todos podemos hacer.
1. Escribir
Empezar un registro escrito (como un diario, historia personal o carta familiar) nos permite meditar sobre aquellos momentos de inspiración cuando pasamos por tiempos difíciles, fortaleciendo nuestra fe ayudándonos a sobrellevarlos bien.
2. Dar testimonio
Compartir nuestras experiencias con otros (en reuniones de la Iglesia, en una noche de hogar o en conversaciones privadas) puede fortalecer a quienes nos rodean y ayudarnos a recordar la misericordia de Dios.
3. Extender misericordia a los demás
Otra forma poderosa de recordar la misericordia de Dios para con nosotros es extender esa misma misericordia a Sus hijos. A través del perdón y el servicio a los demás, demostramos que hemos permitido que la misericordia de Dios cambie nuestras vidas y nos haga más como nuestro Salvador.
Así como la Estatua a las Gaviotas en la Manzana del Templo testifica al mundo de este milagro, estos simples actos pueden ayudarnos a cada uno de nosotros a crear un monumento duradero a la misericordia de Dios en nuestras vidas.
Este artículo fue escrito originalmente por Kim Woodbury y fue publicado originalmente por churchofjesuschrist.org bajo el título “Thanking God for the Seagulls in Your Life”