Estoy sirviendo la misión pero soy adicto a la pornografía, ¿qué puedo hacer?
Tengo problemas. Estoy en la misión y quiero comenzar diciendo que tengo toda la intención de terminarla. El problema es que no estoy aquí dignamente. Quiero serlo, simplemente no tengo el valor de confesar mis pecados.
Antes de irme a la misión, tenía desafíos con la pornografía y la masturbación. Traté de confesárselo a mi obispo una vez, pero no lo hice, no del todo.
Desde que recibí mis investiduras hace meses y me fui a la misión, he recaído 3 veces, y más reciente con la pornografía. ¿Qué puedo hacer?
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Respuesta
¡Gracias por tu pregunta! Te aseguro que no eres el primer misionero en afrontar este desafío.
Como lo habrás descubierto, es muy difícil emocionalmente estar en una misión estando indigno. El élder Gene R. Cook enseñó:
“La conversión al Señor solo puede venir por medio del Espíritu del Señor, y una persona indigna no puede tener ese Espíritu. El que no tiene el Espíritu del Señor, no prosperará en la obra del Señor”. -Gene R. Cook, “Digno de servir”.
Es más, como lo habrás descubierto, servir indignamente es una experiencia muy dolorosa. El mayor problema es que los pecados de castidad son muy graves y amenazan nuestro bienestar eterno (Alma 39: 5).
La pornografía es particularmente mortal, ya que es sumamente adictiva y profundamente pecaminosa. Las cosas simplemente no pueden seguir así, simplemente no pueden.
Está claro que te sientes absolutamente triste y estoy dispuesto a apostar que has estado preocupado por tu bienestar eterno.
En el fondo, sin duda estás consciente de que, al servir indignamente, no estás haciendo lo correcto por las personas en el área de donde sirves. Hay una salida. No será fácil y requerirá valentía, pero hay una salida.
Deberás sentarte con tu presidente de misión y conversar con él. La pornografía es un tipo de pecado que requiere la autoridad del sacerdocio para poder vencerla. La masturbación también requiere la autoridad del sacerdocio para poder vencerla.
Simplemente dile lo que sientes y sé honesto sobre todo: que tuviste un problema antes de tu misión, que se lo confesaste a tu obispo pero no del todo, y que el problema ha vuelto a repetirse varias veces desde entonces.
Estoy seguro que tu presidente de misión será más un padre amoroso y preocupado que un juez severo. Él comprenderá que como seres imperfectos todos hemos sido tentados por la pornografía y la masturbación y entendemos su atracción y lo fácil que puede ser caer en ella.
El error que cometiste es muy comprensible y encontrarás bondad y amor de parte de tu presidente de misión. ¿Por qué no dejar que use su sacerdocio para brindarte sanación de una vez por todas?
Ahora, sé que estás preocupado por las consecuencias, así que hablemos de las consecuencias. ¿Qué va a pasar si confiesas lo que pasó a tu presidente de misión? ¿Te enviará a casa? Sé que estas cosas te preocupan.
No sé exactamente lo que implica tu pecado y no tengo derecho a recibir revelación para ti, por lo que no puedo darte una respuesta.
Sin embargo, si te regresan a casa (y no es seguro que este sea el resultado), será por tu bienestar eterno, que es mucho más importante que un sentimiento de vergüenza momentánea.
Además, ahora eres un adulto, supongo que tienes entre 18 y 19 años, así que, si te regresan a casa, francamente no es asunto de nadie más que tuyo y del Señor (y también tu obispo en la medida en que él esté involucrado en ayudarte a arrepentirte).
Hiciste lo que tenías que hacer para cuidarte y no le debes a nadie más una explicación de por qué tuviste que regresar a casa.
Lo mejor que puedes hacer ahora es confesar tus pecados y sacar de ti aquella carga. Hazlo hoy. Llama a tu presidente de misión y cuéntale todo. No dejes que el dolor y la tristeza se prolonguen un segundo más.
Descubrirás que la conversación que tendrás con tu presidente de misión será un momento crucial en tu vida, un momento en el que encontraste el valor para vencer la pornografía y la masturbación de una vez por todas.
Fuente: askgramps.org