Cuando el mejor amigo de Christian Jackson lo invitó a asistir a la capilla de su barrio para bendecir a su pequeño hijo, nunca pensó que tendría una entrañable y profunda lección de la Santa Cena.
Después de la bendición del niño, la congregación se preparó para participar del momento más sagrado de la reunión dominical.
Mientras se repartía la Santa Cena, Christian se percató que el sobrino de su amigo, de 6 años y que tiene déficit de atención e hiperactividad (TDAH), se había ido a la parte de atrás de la capilla para interactuar con uno de los hombres mayores que repartían la Santa Cena.
Christian miró como aquel hermano no estaba seguro de si ese niño ya había tomado la Santa Cena o no. Él observó como al final le extendió la bandeja al sobrino de su amigo.
El niño extendió su mano, pero luego la retiró. Lo mismo volvió a ocurrir, porque estaba inseguro de lo que debía hacer.
Con paciencia aquel hermano esperó al pequeño.
Lo que sigue fue algo que Christian no olvidará jamás. El niño le preguntó al hombre:
“¿Quieres que tome la Santa Cena?”.
Aquel hermano, con voz de ternura y compasión le respondió:
“¿Tú quieres tomar la Santa Cena?”.
El niño rápidamente expresó que sí y, sin dudarlo, tomó el pan de la bandeja.
Aquella experiencia le enseñó a Christian lo que espera el Padre Celestial y el Salvador de cada uno de nosotros. En Su infinito amor, tienen todo para darnos, pero somos nosotros los que elegimos dar el paso que nos acerca a Ellos.
Finalmente, Christian compartió:
“Nuestro Padre Celestial nunca nos fuerza a nada, sino que nos invita a participar con amor y paciencia. Luego aguarda presto a bendecirnos, con Sus amorosos brazos siempre extendidos hacia nosotros.
Cuando nosotros decidimos acudir a Él, Él ya está allí, preparado para derramar Su milagroso amor y bendiciones sobre nosotros”.
Fuente: churchofjesuschrist.org