“Se puede decir que somos niños comparados con el conocimiento de Dios, pero cómo podemos aprovechar al máximo la revelación que recibimos. Aquí hay un paso clave que te ayudará.”
En comparación con la capacidad espiritual de un Dios omnisciente y omnipotente, no somos más que niños pequeños (sin ofender). Quizás es por eso que, después de su experiencia en la presencia de Dios, Moisés cayó al suelo y dijo: “Ahora sé que el hombre no es nada, cosa que yo nunca me había imaginado”.
Por esa razón, cuando Dios nos habla (revelación), adapta Su comunicación, de acuerdo a nuestro entendimiento. El mismo principio se aplica cómo le hablas a un niño a cómo le hablas a un adulto. A medida que crece la comprensión de ese niño, el lenguaje que usas también se vuelve más refinado.
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Es debido a esta capacidad limitada (pero que crece progresivamente) que la revelación a menudo debe venir “línea por línea, precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí”. Las Escrituras respaldan esta idea…
Aquí hay un versículo en el Libro de Mormón:
“Porque el Señor Dios ilumina el entendimiento; pues él habla a los hombres de acuerdo con el idioma de ellos, para que entiendan.” -2 Nefi 31: 3
Aquí hay uno similar en Doctrina y Convenios:
“He aquí, soy Dios, y lo he declarado; estos mandamientos son míos, y se dieron a mis siervos en su debilidad, según su manera de hablar, para que alcanzasen entendimiento.” -Doctrina y Convenios 1:24
Y uno en el Antiguo Testamento:
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” -Isaías 55: 8-9
Entonces, se puede decir que somos niños. Cuando recibimos revelación, es probable que se adecúe y se adapte a nuestras capacidades individuales. Probablemente sea seguro asumir que, a veces, hay más revelación disponible que la que estamos recibiendo.
¿Cómo recibimos más? Bueno, el apóstol Richard G. Scott brindó un grandioso consejo hace unos años, que quizá hayamos olvidado por el momento. Pero si lo implementamos activamente, estaría dispuesto a apostar que veríamos un cambio en la forma en que Dios nos habla. Esto es lo que dijo el Elder Scott en el 2012:
“Una de las grandes lecciones que cada uno de nosotros debe aprender es la de pedir. ¿Por qué desea el Señor que oremos a Él y le pidamos? Porque así es cómo se recibe la revelación.
Cuando afronto un asunto muy difícil, esto es lo que hago para tratar de comprender qué hacer: ayuno y oro para encontrar y entender las Escrituras que serán de ayuda. Ese proceso es cíclico.
Comienzo leyendo un pasaje de las Escrituras, medito sobre el significado del versículo y oro por inspiración. Después, medito y oro para saber si he entendido todo lo que el Señor desea que yo haga.
A menudo vienen más impresiones, con un entendimiento mayor de la doctrina. He descubierto que ese modelo es una buena manera para aprender de las Escrituras.”
Es maravilloso. La frase clave para mí fue esta: “Después, medito y oro para saber si he entendido todo lo que el Señor desea que yo haga”.
En otras palabras, cuando recibas revelación, no cierres alegremente la puerta de Dios hacia ti, empieza una conversación con Él. Pregunta: “¿Hay más?” Tómate el tiempo para descubrir más luz. Una vez recibida, pregunta nuevamente: “¿hay más?” Tal como lo mencionó el Elder Scott, este proceso es cíclico.
Esta es una forma en que le mostramos al Señor que somos capaces de recibir más. Es la manera en que le mostramos al Señor que nuestra capacidad se está desarrollando. Así como tú estarías más que feliz de satisfacer la persistente curiosidad de un niño en desarrollo, Dios también está ansioso por guiar, caminar y llevarnos a cada uno de nosotros de la mano.
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?” -Mateo 7: 9-11
¡Pruébalo! ¿De qué manera la implementación de este enfoque cambió la forma en que te comunicas con Dios? Háznoslo saber en los comentarios.
Este artículo fue escrito originalmente por David Snell y fue publicado originalmente por thirdhour.org bajo el título “1 Key Step in the Revelatory Process That Most People Overlook”