No hay nada de malo en sentirse triste, el peligro está en reprimir tus sentimientos
En ocasiones, podemos sentirnos tristes, al igual que alegres, enojados, entre otras muchas otras emociones. En otras palabras, todas las personas tienen sentimientos y estos siempre están cambiando.
Cualesquiera que sean, son reales y son parte de la vida, sin embargo, nuestro mundo se enfoca en la felicidad y percibe la tristeza como un sentimiento innecesario o inútil, cuando en realidad puede ayudarnos.
La tristeza puede darnos el tiempo para pensar en nuestra vida, nuestros sentimientos y las personas que nos rodean. Puede ayudarnos a no perder de vista nuestras relaciones con los demás y nuestros sueños.
En otras palabras, estar triste no significa que no estés sobrellevando bien una situación. Todo lo contrario, te ayuda a aceptar esa realidad y seguir adelante.
Es una emoción importante que puede ayudarte a adaptarte, aceptar lo que ocurre, enfocarte, perseverar y crecer. Reprimirla solo causará más dolor e inestabilidad en tu salud mental.
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¿Qué es la tristeza?
Usamos diferentes palabras para referirnos a la tristeza como: agonía, angustia, dolor, pena, abatimiento, consternación, nostalgia, pesadumbre, infelicidad y más.
Todas estas emociones pueden ocurrir en respuesta a situaciones negativas o inesperadas, o cambios en la vida.
La tristeza a menudo ocurre al mismo tiempo que otros sentimientos, como la ira, el estrés, la culpa, el dolor, la ansiedad o la desesperanza. A veces, el otro sentimiento puede ser tan fuerte que uno no se da cuenta que está triste.
Reconocer esa tristeza y comprender que está bien sentirse así es una señal de una sensación estable de bienestar.
¿Qué puedo hacer?
Sentirse mejor puede suceder rápidamente o después de un periodo extendido. Solo recuerda que las emociones van y vienen, y puedes pasar de la tristeza a una emoción más positiva.
Aquí te compartimos ciertos consejos que te pueden ayudar a manejar este sentimiento.
1. Confía en que las cosas mejorarán. Debes confiar en que tus sentimientos de tristeza disminuirán con el tiempo y tu esfuerzo.
2. Sé honesto contigo mismo y con las personas que te rodean. Hablas con alguien en quien confíes.
3. Haz cosas que disfrutes y que sean buenas para ti. Encuentra formas de hacer tu vida más placentera, realiza las cosas que te gustan: escucha música, sal a caminar, lee un libro, llama a un amigo, etc.
4. Aborda un problema a la vez. No importa si comienzas con el problema más grande o con el más pequeño, lo que importa es empezar con uno. Si necesitas ayuda, acude a tus seres queridos o a alguien en quien confías.
5. Cambia tus patrones de sueño y alimentación si sientes que no son buenos para ti.
6. Presta servicio. Ayudar a otras personas aleja nuestra atención de nuestros problemas, nos ayuda a relacionarnos con los demás y a ser parte de una comunidad.
7. Encuentra una forma creativa de expresar tu tristeza. Puedes escribir tus pensamientos en un diario, esto puede ayudarte a adquirir una nueva perspectiva de las cosas.
8. Busca ayuda profesional (médico, psicólogo u otro profesional de la salud). Es posible que necesites apoyo, asesoramiento o ser una derivado a un especialista. No tengas miedo de recibirla.
9. Si un medicamento recetado te hace sentir deprimido, informárselo a tu doctor. Habla con tu médico antes de tomar cualquier medicamento sin receta o medicina complementaria o alternativa.
10. Cuida de ti mismo. Si sientes que estás en riesgo de hacerte daño, comunícate con alguien de inmediato.
11. Ora constantemente. Dios y Su Hijo Jesucristo siempre estarán ahí para sostenerte, la fuerza que necesitas está a solo una oración de distancia.
Un futuro brillante
Sí, a nadie le gusta estar triste, pero recuerda, para crecer y ser felices en la vida, debemos dejar que este sentimiento nos enseñe y nos impulse a seguir adelante. Podemos aprehender de él, mas no dejarnos dominar por él.
“Si tenemos fe en Jesucristo, los tiempos más difíciles de la vida, así como los más fáciles, pueden ser una bendición…
[Crean] que hay ‘bálsamo en Galaad’ y que el Señor ha prometido: ‘…no te… desampararé’”. – Henry B. Eyring, “Montañas que ascender”
El Señor realmente vela por cada uno de nosotros, podemos acudir a Él en nuestro momento de tristeza, así como en nuestro momento de felicidad.
El Salvador ha prometido que habrá ángeles a nuestra diestra y a nuestra siniestra para sostenernos y Él siempre cumple Su palabra.
Fuente: Better Health