La modestia es una actitud de humildad y decencia en la forma de vestir, en el arreglo personal y en el lenguaje y la conducta.
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Me encantan las reglas. Me siento satisfecha cuando hago una pregunta y obtengo un firme “sí” o “no”.
Tuve un mini ataque de pánico cuando entré en mi primer día de clase y mi profesor anunció que no había una evaluación específica para el curso.
Luego volví a entrar en pánico cuando en el último día anunció que nos calificaríamos nosotros mismos en función al progreso que creíamos haber tenido.
Debido a que me encantan las reglas, la lección sobre la modestia fue una de mis menos favoritas cuando era mujer joven. Mis líderes siempre las abordaron con gracia, nunca hacían que nadie se sintiera mal o incómoda, pero había muchas áreas grises que no podía comprender.
Miraba alrededor de la clase de mujeres jóvenes y veía a hijas de Dios fieles y hermosas que tenían diferentes definiciones de “modestia”.
Algunas llevaban pantalones más cortos durante la semana y otras llevaban pantalones que les pasaban las rodillas. Pero todas éramos fieles Santas de los Últimos Días y la cantidad de cobertura de nuestras piernas no parecía hacer una diferencia en nuestros crecientes testimonios.
Las reglas detrás de la modestia son vagas y en ultima instancia están en base a nuestra discreción individual. Tenemos la bendición de contar con líderes amorosos de la Iglesia que nos guían en la dirección correcta, y es importante escuchar sus consejos sobre el tema.
“Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu”
La sección de modestia en Leales a la Fe comienza con 1 Corintios 6:19-20:
“¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el que tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”
Al tratar de decidir si una prenda de vestir es modesta, Leales a la Fe sugiere que nos preguntemos si nos sentiríamos cómodas usándola en la presencia del Señor.
También dice:
“La ropa que llevas expresa quién eres; comunica a los demás la clase de persona que eres e influye en la forma en que tú y otras personas se comporten. Cuando estés bien arreglado(a) y vestido(a) con modestia, podrás invitar la compañía del Espíritu y ejercer una buena influencia en las personas que te rodean.”
Abstenernos de juzgar a los demás
Debido a que todos practican la modestia de manera un poco diferente a la nuestra, es importante tener en cuenta los sentimientos de los demás y abstenernos de juzgar a los demás.
En la revista Liahona de octubre de 2014, Carol F. McConkie escribió:
“Recuerden que, si bien enseñamos y ejemplificamos la modestia, nunca condenamos a quienes deciden usar faldas muy cortas o “cabello de arco iris y… muchos aretes”. Siempre debemos ser un ejemplo de compasión y amor cristiano hacia la persona, al mismo tiempo que permanecemos leales a las normas que el Señor ha establecido.”
Me encanta que ella diga que siempre debemos ser como Cristo y compasivos con nuestros hermanos y hermanas. No importa lo que estén usando o cómo se vean. Dios los ama con un amor perfecto, y siempre debemos mostrar respeto y amor los unos por los otros.
“La modestia es un principio del Evangelio”
En la revista Liahona de agosto de 2008, el Elder Robert D. Hales escribió acerca de que la modestia no es sólo una tradición cultural dentro de la Iglesia, sino que es un principio del Evangelio.
“De hecho, es una virtud fundamental para ser digno de tener el Espíritu. El ser modesto es ser humilde, y el ser humilde invita al Espíritu a estar con nosotros.”
El Elder Hales también enumeró algunas prendas de vestir que podíamos evitar. Clasificó la ropa “inmodesta” como los “‘shorts’ [pantalón corto] que son muy cortos, las minifaldas, la ropa ajustada, las camisas o blusas que no cubren el abdomen y otras prendas reveladoras no son apropiadas”.
El Elder continuó:
“Los hombres y las mujeres —incluso los jóvenes de ambos sexos— deben usar ropa que cubra los hombros y evitar las prendas de escote bajo en el frente o en la espalda o que de cualquier otra forma sean reveladoras.”
También mencionó cómo debemos evitar las vestimentas extremas cuando se trata de moda y estilo y asegurarnos de que nos veamos aseados sin descuidar nuestra apariencia.
Él escribió:
“Nuestra vestimenta es más que una forma de cubrir el cuerpo; es un reflejo de lo que somos y de lo que queremos ser, tanto aquí en la tierra como en las eternidades por venir.”
Tenemos el albedrío moral
En su discurso en la Conferencia General de 2005, el Elder Jeffrey R. Holland compartió ideas hermosas sobre la modestia y escribió sobre nuestro albedrío personal como Santos de los Últimos Días.
Después de dar palabras de aliento para mantenerse fieles a las normas del Evangelio, dijo:
“La Iglesia nunca les negará su albedrío moral en lo relacionado con lo que deban vestir y el aspecto que deban tener. Pero la Iglesia siempre anunciará normas y siempre enseñará principios… En el Evangelio de Jesucristo, la modestia en la apariencia siempre está de moda. La sociedad no puede cambiar nuestras normas.”
El Elder Holland aconsejó a las mujeres y hombres jóvenes que elijan su ropa de la misma manera en que elegirían a sus amigos.
“Elijan aquello que las haga mejorar y les dé confianza al estar en la presencia de Dios. Las buenas amigas nunca las harían pasar vergüenza, nunca las degradarían ni las explotarían. Su ropa tampoco debería hacerlo.”
Nuestros cuerpos son sagrados
La sección de lds.org enfatiza la importancia de la modestia y lo sagrado del cuerpo humano. Dice,
“Los profetas siempre nos han aconsejado vestir con modestia. Dicho consejo está fundado en el concepto verdadero de que el cuerpo humano es una sagrada creación de Dios. Debes respetar tu cuerpo como un don de Dios. Por tu vestimenta y tu apariencia, puedes demostrarle al Señor que sabes lo preciado que es tu cuerpo.”
“Nunca rebajes tus normas de vestir”
El folleto Para la Fortaleza de la Juventud se aborda el tema de la modestia de una manera directa. Clasifica la ropa inmodesta como “cualquier prenda que sea ajustada, transparente o provocativa de cualquier otra manera”.
También agrega:
“Tu cuerpo es sagrado; respétalo y no lo profanes de ninguna manera. Mediante tu modo de vestir y tu apariencia, puedes demostrar que sabes cuán valioso es tu cuerpo; puedes demostrar que eres discípulo(a) de Jesucristo y que le amas.”
Recuerdo que alguien me dijo que si ponía mis brazos a los costados y mis shorts se topaban con las yemas de mis dedos, eran modestos. Me emocionó tener una guía más específica que sólo “evitar los pantalones cortos”.
Así mismo, la modestia no se puede medir de esa manera. Es importante preguntarnos si nos sentiremos cómodos en la presencia del Señor y, si la respuesta es “no”, podemos cambiar algo.
Para la Fortaleza de la Juventud también enfatiza que las normas del Señor no cambian, y tampoco nuestro estándar de modestia.
“Nunca rebajes tus normas de vestir. no utilices una ocasión especial como excusa para ser inmodesto(a). Cuando te vistes de manera inmodesta, transmites un mensaje que es contrario a tu identidad como hijo o hija de Dios.”
Este artículo fue escrito originalmente por Lindsay Miller y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “Modesty: What Church Leaders Have Said”
