¿Los Santos de los Últimos Días son una secta?

Algunas personas afirman que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es una “secta”. Sin embargo, llamar a nuestra fe una “secta” es una declaración extremadamente cargada, por lo que en el siguiente vídeo, vamos a analizar esto un poco y ver a dónde nos lleva.

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El término “secta” se usa de varias maneras. Algunas definiciones son más suaves que otras, pero en general, cuando las personas dicen que nuestra religión es una secta, emplean el término de manera despectiva, con el fin de disuadir a las personas de aprender más sobre nuestra fe.

Tiendo a estar de acuerdo con el análisis que Guy Harrison, quien no es un Santo de los Últimos Días, realizó en Psicología de Hoy:

“Si damos un paso al costado y observamos con sinceridad cómo se aplica este calificativo… Nos damos cuenta que la aplicación de este término es prejuicio en acción… 

Uno no debería tener mucha dificultad para reconocer que ‘secta’ es una palabra sigilosamente desagradable con un objetivo inmerecido. 

Aquello es un ataque verbalizado que degrada a los grupos menos conocidos y los distancia de los grupos más reconocidos”.

Como señaló el autor metodista Andrew Tevington:

“El cristianismo fue originalmente visto como una secta que surgió del judaísmo. El Islam fue visto como una secta que se oponía a la religión pagana existente en la Península Arábiga. El budismo se entendió como una secta proveniente de lo que hoy se llama hinduismo”. 

Según la Enciclopedia Nuevo Mundo:

“Cuando se dio inicio al [cristianismo], lo fue como un sistema minoritario de creencias y prácticas controversiales como la sagrada comunión. 

Cuando era una pequeña “secta” o un grupo minoritario en el imperio, con frecuencia era criticado por aquellos que no lo entendían o que estaban amenazados por los cambios que su adopción podría significar. 

Los detractores difundieron rumores acerca de que los cristianos bebían y comían sangre y carne humana”.

Sin embargo, todo eso cambió cuando el estado adoptó el cristianismo siendo así practicado por la mayoría.

“Cuando una nueva religión crece o se vuelve dominante en una sociedad, la ‘secta’ básicamente se convierte en ‘cultura’. 

En este sentido, la palabra ‘secta’ puede verse como un término peyorativo, algo similar a calificar a alguien de ‘inhumano’. 

Representa un tipo de terminología entre los grupos populares y las minorías destinada a excluir a un grupo calificándolo como menos humano o inferior”.

¿Por qué dicen que somos una secta?

Si se te ha enseñado que nuestra Iglesia es una “secta”, sería bueno que des un paso al costado y analices la razón por la qué se te enseñó eso.

Así como fue el caso con el cristianismo antiguo, es posible que tus puntos de vista se basen en rumores, malentendidos o caracterizaciones erróneas de nuestras creencias.

Imagen: La Iglesia de Jesucristo

Si lo deseas, siéntete libre de asistir a algunos de nuestros servicios de adoración y sacar tus propias conclusiones. Te prometo que no te llevarán a una habitación oscura para lavarte el cerebro o hacerte beber a la fuerza la sangre de un cordero.

Algunas personas intentan justificar el etiquetarnos con un término tan cargado y despectivo señalando los paralelismos entre nuestra fe y las características de las “sectas” dañinas y de mala reputación como La Puerta del Cielo o la comuna de la Familia Manson, grupos donde los líderes tenían tal control sobre sus seguidores que llegaron a manipularlos al punto de cometer suicidio y asesinatos en masa.

Para mí, el intento de justificar llamarnos “secta” parece más un intento de justificar la intolerancia religiosa. Sin embargo, si quieres hacer paralelismos, estás en tu derecho. Por ejemplo, las sectas en este sentido suelen estar dirigidas por un líder carismático. 

Con eso podemos decir que José Smith fue un líder carismático. Nuestro profeta y presidente actual, Russell M. Nelson, también es bastante carismático con sus 96 años. También podemos decir que Moisés, e incluso Jesús, fueron líderes carismáticos.

Algunas sectas intentan controlar tu comportamiento haciendo cosas como regular tu dieta. Los Santos de los Últimos Días no beben té, café ni alcohol. Si eso te suena difícil, debo decir que no te hubiera gustado ni un poquito la Ley de Moisés. 

Las sectas en ocasiones tienen su propia vestimenta ceremonial, como los antiguos israelitas; al igual que muchas religiones de la actualidad. 

Podríamos hablar de estas “similitudes” durante horas, pero sinceramente espero que estés empezando a ver el patrón. Resulta realmente difícil calificar nuestra fe como una secta de una manera significativa en este sentido y que no se aplique también a Moisés, a los primeros cristianos, a los católicos, a los evangélicos, o incluso a organizaciones seculares como los Scouts o Microsoft.

Me refiero a que si quieres hablar de un líder carismático, puedes incluso aprender más sobre Bill Gates. Y en contraste con las “similitudes” percibidas, también hay muchas características obvias “ausentes”.

Por ejemplo, en nuestra fe, no deseamos que termines la comunicación que tienes con tu familia. No serás golpeado, torturado o castigado por ningún motivo.

Si deseas dejar nuestra fe, puedes hacerlo, y ni siquiera serás amenazado con el sufrimiento eterno del infierno, aunque es posible que te visitemos de vez en cuando para saludarte y saber cómo estás. Es cierto que como cualquier religión, tenemos normas morales y éticas.Tenemos reglas, quizás más que la mayoría, pero depende de ti si las tienes o no como un estándar a seguir. 

iglesia santos de los últimos días

Imagen: La Iglesia de Jesucristo

Cuando se le preguntó a José Smith cómo pudo liderar tan bien a tantas personas, él respondió: 

“Les enseño los principios correctos y ellos se gobiernan a sí mismos”.

Entonces, ¿somos una secta? Depende de tu definición. En el sentido de que somos “un sistema de creencias y rituales religiosos”, claro que sí. 

¿Somos una secta en el sentido más perverso de la palabra?

No lo creo, pero ciertamente eres libre de pensar lo que te parezca conveniente. Por lo que he observado sobre mi propia fe, me parece una fe orientada a la familia, el servicio y la caridad, una fe de amor a Dios y al prójimo.

Una fe que cree en ser buenos ciudadanos y reconocer la verdad dondequiera que se encuentre. Si todavía no sabes qué pensar al respecto, si la línea entre una secta sospechosa y una religión centrada en Cristo te resulta un poco borrosa, tomando prestadas las palabras de Cristo en Juan 1, te invito a “Venir y ver”.

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