Reflexiones de año nuevo: En primer lugar, vacíe su taza.
Un joven guerrero japonés recorrió una vez una gran distancia para alcanzar la sabiduría de un monje en un monasterio. Se creía inteligente para su edad y quería ver, en todo caso, lo que los monjes podían enseñarle. Un monje viejo y sabio accedió a la visita. El monje se inclinó humildemente y le dijo: “Has recorrido un largo camino. Primero vamos a compartir un refrigerio”. El monje puso una taza de té delante del joven guerrero y comenzó a verter. El guerrero vio cómo el té llenaba la taza y, entonces, le hizo una seña al monje para que dejara de verter. Pero el monje continuó. Con los ojos muy abiertos el guerrero vio cómo se derramaba el té sobre la mesa, y sin embargo, el monje todavía seguía sirviendo. “¡Anciano! ¡¿No ves que la taza está llena?! ¿Por qué sigues vertiendo?”, gritó el guerrero. El monje sonrió, inclinó la tetera, miró a su invitado y dijo: “Sí, veo que el vaso no puede contener más té. Es exactamente igual a ti. Tú no puedes venir aquí esperando aprender la sabiduría, si no estás dispuesto a vaciar primero tu taza”.
¿Por qué no puedo cumplir mis resoluciones?
¿Te has preguntado por qué las reflexiones de Año Nuevo parecen tan efímeras? Oímos hablar de metas elevadas de alimentarse bien, hacer más ejercicio, dejar el desorden, servir más, la lista es interminable. El número de miembros de los gimnasios se disparan en enero, y ni bien se asoma el mes de febrero la asistencia al gimnasio mengua, al igual que el entusiasmo detrás de todos nuestros ideales y metas establecidos días antes en el 1 de enero. La mayoría de las personas se aplacan, sus objetivos eran inalcanzables, o simplemente se distrajeron cuando la vida se atravesó en su camino. Piense en sus metas del año pasado, los que no resultaron. Tal vez usted quiere perder peso, brindar más servicio a los demás, reparar las relaciones, etc. Usted puede haber dicho: “Este año va a ser diferente”. Pero si usted ha albergado en la parte posterior de su mente la duda o el miedo, no había lugar para que se instalaran nuevas, no había lugar para zarpar. Así que se quedó corto o peor aún, se fijó más en el pasado de lo que se fijaba antes de que comenzara el año. Ahora, otro año nuevo llega y con él, las nuevas reflexiones. Puede incluso hacer que sienta como si ni siquiera valiera la pena tratar de establecer alguna.
Cómo hacer una vida mejor
Aquí está mi sugerencia: Primero vacíe su taza emocional. Permítase dejar de lado las tensiones, las preocupaciones, los juicios y las condiciones que usted puso en sí mismo, los que lo arrastran hacia abajo y nublan su visión de su verdadero valor. Estamos acostumbrados a contar nuestras bendiciones, pero preferimos bloquearnos en nuestras preocupaciones y hacemos que desaparezcan. Eso no funciona. Sólo se acumulan en una esquina y se vuelven desagradables. Reconózcalos para que sepa cómo eliminarlos. He aquí una muestra de una lista de tareas:
Devocional de la Mañana
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Vacíe su taza del odio a sí mismo. Usted es un hijo de Dios. Él lo ama y es su campeón y defensor. Usted es parte de Él y Él es divino. Si Él no lo mira por encima del hombro, ¿por qué habría de hacerlo usted?
- Vacíe su taza de culpabilidad: Está bien ser imperfecto, ¡los demás también lo somos! Así que no se rinda por no haber estado a la altura de uno o dos metas.
- Vacíe su taza de remordimientos: No se puede cambiar el pasado, y no le gustaría hacerlo. Los lugares en los que ha estado le dan forma a lo que es hoy. Usted está donde se supone que debe estar.
- El miedo al éxito y el miedo al fracaso son caras de una misma moneda, ahogan su creatividad. Haga un salto de fe a lo desconocido y vea cómo las puertas están abiertas para usted.
- Suprima la preocupación, se ha dicho que preocuparse es como orar para que algo malo suceda. Reemplace su preocupación con deseos positivos y ore por un resultado positivo.
- Vacíe rencores y odios. Lo ata como una cadena. Perdone a los que le han hecho daño, incluso a su familia.
- Deje de pensar que es una víctima, esto destruye su capacidad de elegir la felicidad, que es el don eterno de Dios para todos nosotros.
Se trata de un comienzo saludable para vaciar la taza emocional. Al librarse de estas fuerzas destructivas, usted es libre para llenar su taza con las metas honorables que estableció para el Año Nuevo. Usted puede incluso encontrar que es más fácil mantenerlas. Asegúrese de revisar la taza durante todo el año. Si las preocupaciones desagradables del estrés y de la vida comienzan a acumularse, simplemente tiene que vaciarla de nuevo. El Salvador nos enseñó esta lección en la parábola de los viejos y nuevos odres. No podemos poner vino nuevo en odres viejos y sucios. Primero debemos limpiar nuestro corazón para poder recibir el vino nuevo. Su sabiduría establece un bello ejemplo para el Año Nuevo. https://www.youtube.com/watch?v=NzLR-ZjLwlU
Nanette ONeal