Una de las verdades más hermosas de la Restauración del Evangelio de Jesucristo es que Dios continúa hablándonos en la actualidad.
Dios no solo se comunica con los profetas o autoridades generales, sino que también puede comunicarse con nosotros.
La revelación personal, como se describe en el Diccionario de la Biblia, “hace posible que el alma fiel reciba orientación diaria que la conduzca por los caminos correctos y guía para obtener la salvación completa y eterna en el reino celestial”.
Tan maravillosa como es la verdad de la revelación, también puede crear mucha presión. ¿Qué debemos hacer si sentimos que no estamos recibiendo revelación personal? ¿Significa eso que somos malos o algo peor, que Dios nos ha abandonado?
Si estás teniendo dificultades para comunicarte con Dios, estos tres consejos te pueden ayudar.
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Designa un momento de silencio
Vivimos en un mundo lleno de ruido y distracciones. El Señor comprende lo demandante de tu tiempo, pero no podremos escucharlo si no tenemos un tiempo para escucharlo.
El desarrollar hábitos rectos que nos conducen a la revelación comienza por apartar un tiempo de silencio cada día.
Incluso si es solo por unos minutos, desconéctate del mundo. Deja a un lado la tecnología y quédate en silencio.
Trata de aclarar tu mente y reflexionar sobre lo que Jesucristo significa para ti. Piensa que ese momento de silencio es como plantar las semillas de la revelación.
Espera respuestas inesperadas
Al buscar respuestas a nuestras preguntas, es natural que nuestra perspectiva se vea limitada debido a nuestras propias expectativas. Debemos recordar que Dios brinda revelación a Sus hijos de muchas formas diferentes.
Estas pueden venir por medio de sentimientos, pensamientos, otras personas, oportunidades e incluso a puertas cerradas.
Trata de ampliar tu perspectiva y ver si Dios te ha brindado las respuestas que buscas de una manera inesperada. Una hábito que puede ayudarte es hacer una lista diaria de la forma en que has visto a Dios obrar en tu vida.
El élder Ronald D. Rasband dijo una vez:
“¿Qué deben procurar ustedes en su vida? ¿Cuáles son los milagros de Dios que les recuerdan que Él está cerca y que dice: “Aquí estoy”? Piensen en esos momentos, algunos de ellos diarios, en que el Señor ha actuado en su vida, y en los que Él ha vuelto a actuar. Atesórenlos como momentos en que el Señor ha mostrado confianza en ustedes y en sus decisiones”.
Sigue adelante con confianza
Necesitamos sentirnos seguros incluso cuando la revelación no llega. Con frecuencia nos culpamos a nosotros mismos cuando no sentimos que Dios nos habla.
A menos que estés cometiendo pecados graves, ten valor y cree que estás haciendo lo mejor que puedes y que Dios está satisfecho con tus esfuerzos.
Todos podemos mejorar, no obstante, debemos recordar que también somos hijos de Dios avanzando día a día, paso a paso, en el camino del convenio.
Si no estás recibiendo revelación, trata de enfocarte en obrar en el reino de Dios. Piensa en lo que te anima y cómo puedes usarlo para bien. Co-crea tu vida con Dios, sabiendo que Él te alertará si te estás desviando demasiado del camino.
Aprender a recibir revelación es un proceso que dura toda la vida y requiere que nos sometamos a la voluntad de Dios.
Fuente: ldsdaily.com