“Y después de esto, todos aquellos que hayan entregado este diezmo pagarán la décima parte de todo su interés anualmente; y esta les será por ley fija para siempre, para mi santo sacerdocio, dice el Señor”. (DyC 119:4)
El diezmo es un mandamiento que se dio desde la antigüedad.
A menudo, suele ser difícil cumplir con esta ley debido a los gastos, las deudas o las responsabilidades económicas. Es en esos momentos donde la fe de cada uno se pone a prueba.
¿Podemos confiar en el Señor? La respuesta es un rotundo “sí”.
Aquí te comparto 5 bendiciones del diezmo que pueden ayudarte a mejorar a dar ese paso y ver milagros en tu vida.
¡Veamos!
1. Tu posteridad
Pagar el diezmo no significa que tendrás bendiciones de inmediato, pero cumplirá Su promesa de que las bendiciones vendrán.
El Padre Celestial ve tu esfuerzo y sacrificio, lo único que pide es que seas paciente y, a cambio, tú y toda tu posteridad serán bendecidas con lo que necesitan en el momento exacto.
El élder Jeffrey R. Holland, relató la siguiente experiencia:
El presidente Joseph F. Smith no se cansaba nunca de contar que su madre viuda, Mary Fielding Smith, después de haber perdido a su esposo en el martirio de Nauvoo y haber hecho el arduo recorrido al Oeste con cinco niños huérfanos de padre, aun en la pobreza continuó pagando el diezmo.
Cuando una persona de la oficina de los diezmos le sugirió que no debía contribuir con el diez por ciento de las únicas papas que había podido cosechar, ella exclamó: “William, ¡debería sentirse avergonzado! ¿Me negaría una bendición? Si no pagara el diezmo, sé que el Señor me retendría Sus bendiciones.
Pago el diezmo no solo porque es una ley de Dios, sino porque espero recibir una bendición por hacerlo. [Necesito una bendición]. Al obedecer esta y otras leyes, espero… poder proveer lo necesario para mi familia“
A pesar de los desafíos económicos que enfrentó, la hermana Mary Fielding Smith confió plenamente en el Señor y supo que no solo ella recibiría las bendiciones del diezmo, sino también su familia.
2. Fortaleza y guía
Separar el diezmo debe ser lo primero que hagas con tu dinero, no esperes semanas, meses o años.
Aplazar una ley tan sagrada como esta podría significar posponer las bendiciones del Señor.
El presidente Henry B. Eyring enseñó:
“Si decidimos ahora ser pagadores de un diezmo íntegro y somos firmes en su pago, recibiremos bendiciones durante todo el año y también en el momento del ajuste anual.
Al decidir ahora mismo ser pagador de un diezmo íntegro, y gracias a nuestro empeño constante en obedecer, nuestra fe se verá fortalecida y, con el tiempo, nuestro corazón se ablandará… lo que posibilita al Señor prometer a los pagadores de un diezmo íntegro el recibir protección en los últimos días”.
Puedes tener la confianza en que recibirás esta bendición de protección si te comprometes ahora a pagar un diezmo íntegro y de manera constante.
3. Preparación
El diezmo es capaz de brindarte promesas que te acompañen hasta la eternidad y eres capaz de gozar bendiciones temporales y espirituales.
Ese 10 % también te prepara para las bendiciones que recibirás en el milenio.
El presidente Dallin H. Oaks aclaró lo siguiente:
“El pago del diezmo trae, además, a la persona bendiciones espirituales infinitas. El pagar el diezmo es evidencia de que aceptamos la ley de sacrificio; también nos prepara para la ley de consagración y para las otras leyes más elevadas del reino celestial”.
El diezmo sirve de preparación para un día vivir en armonía con Dios y Su Hijo Jesucristo.
4. Preservación
El presidente Nelson enseñó:
“El diezmo, por ejemplo, no es una ley temporal (ni temporaria), sino un principio eterno. El Señor dijo: “… Aquellos que hayan entregado este diezmo pagarán la décima parte de todo su interés anualmente; y ésta les será par ley fija perpetuamente…” Sabemos que los que pagan el diezmo no serán quemados en la Segunda Venida”.
El diezmo, como un principio eterno, te abre las puertas de los cielos para combatir las fuerzas del mal, incluso en la Segunda Venida.
5. Todas las bendiciones
El monto del diezmo podría parecer un monto grande, sin embargo, en comparación a las bendiciones que el Señor derrama en tu vida, la cantidad se vuelve mínima. Ese sacrificio será compensado por cosas mejores.
El presidente Spencer W. Kimball compartió:
“A veces hemos sido un poco mezquinos y hemos calculado que para el desayuno tuvimos un huevo y que costó tantos centavos y damos esa cantidad al Señor.
Pienso que cuando somos pudientes, y muchos lo somos, deberíamos ser muy pero muy generosos… y dar, en lugar de la cantidad que ahorramos en las dos comidas del ayuno, tal vez mucho, mucho más, diez veces más si estamos en condiciones de hacerlo…
El Señor brinda las mismas oportunidades para que todos los miembros en todo el mundo reciban las bendiciones que provienen del pago de los diezmos y las ofrendas.”.
Si priorizas el diezmo, serás capaz de ver personalmente la mano de Dios y Sus milagros en tu vida. Verdaderamente, Él derrama Sus bendiciones hasta que sobreabunde.
¿Tienes alguna experiencia con el diezmo? Compártelo en los comentarios.
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