Julia, un ejemplo de perseverancia y buen ánimo

 

Julia Gonzales bailando en la celebración cultural del Templo de Trujillo

Julia Gonzales bailando en la celebración cultural del Templo de Trujillo

La edificación del Templo de Trujillo ha traído testimonios y ejemplos de fe. Julia Gonzales Altamirano es uno de ellos. Esta noble y valiente jovencita de 18 años se preparó por casi 6 meses para la Celebración Cultural para la dedicación del Templo de Trujillo. Sabía que sería difícil pero se sintió inspirada al saber que esta jornada era dedicada para el Señor y que se presentaría frente a las Autoridades Generales de la Iglesia.

Ella es un ejemplo de perseverancia y valor. A pesar que es la única miembro de su familia que está activa en la Iglesia, asiste fielmente a sus clases de seminarios y pronto, al terminar su lectura del Libro de Mormón podrá recibir su medallón de mujer virtuosa. Al mismo tiempo estudia una carrera superior de Computación e Informática.

Julia Gonzales Altamirano

Julia Gonzales Altamirano

“No hay dificultades cuando quieres hacer las cosas correctas. Todos podemos lograrlo” Responde cuando le pregunté qué tan difícil fue bailar marinera a pesar que no tiene sus extremidades superiores completas.

Conocí a esta encantadora joven desde el FSY, jamás dejó de participar en alguna actividad. Siempre está sonriendo, marcando los pasajes de las escrituras favoritas y tomando nota de las impresiones espirituales que recibe.

Julia Conzales en la Celebración Cultural del Templo de Trujillo

Julia Conzales en la Celebración Cultural del Templo de Trujillo

Los jóvenes la tratan con respeto y amor. Para todos, ella es un ejemplo de que tenemos el potencial divino para lograr nuestras metas. “Sabíamos que necesitaríamos dinero para nuestros gastos del evento cultural, así que preparamos polladas y ensaladas de frutas para vender y ahorrar las ganancias” expresa con ánimo.

El pasado 20 de junio en el Coliseo Chimú, Julia brilló como todos los jovencitos participantes. No existieron limitaciones, ella dio todo cuanto pudo, fue diligente y bailó como una profesional, demostrando que el evangelio de Jesucristo nos da el conocimiento y el consuelo para sobrellevar nuestras dificultades y dar lo mejor de nosotros, porque somos hijos de un amoroso Padre Celestial.

 

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