La hermana Marcia Nielson, esposa del Elder Brent H. Nielson, mira su papel como esposa de una autoridad general de los Setenta como una oportunidad para compartir su testimonio del Padre, Su hijo Jesucristo y el Espíritu Santo.
No es raro que el Élder Nielson, director ejecutivo del Departamento Misional, encuentre a su esposa, la hermana Marcia Nielson, rodeada de más de una docena de misioneros en una conversación animada después de una conferencia misional.
Tampoco es raro que el Élder Nielson aprenda que los misioneros a menudo recuerdan los mensajes que la hermana Nielson compartió con ellos en dichas conferencias más de lo que él pudo haber enseñado en la misma sesión.
Él reconoce el importante papel que juegan las mujeres en las giras misionales que realizan como parte de sus asignaciones.
“Creo que las esposas de las Autoridades Generales son una ayuda increíble”, dijo el Élder Nielson.
Élder Nielson compartió que los misioneros entablan un conexión inmediata con su esposa porque todos “extrañan a sus madres”.
“Cuando mi esposa habla, es una maravillosa miembro de la Iglesia como los demás, que es madre, y [los misioneros] se relacionan con ella de inmediato.”
Otra autoridad general de los Setenta, concuerda con los beneficios y las bendiciones de estar acompañado por su esposa.
El Élder S. Gifford Nielsen, director ejecutivo asistente del Departamento Misional, está feliz de que su esposa, la hermana Wendy Nielsen, pueda participar con él de las visitas a diferentes misiones.
“Wendy es una poderosa maestra de doctrina, y se conecta con las personas, se conecta con los corazones”, compartió. “La clave es realmente conectarse con los misioneros, el presidente de misión y su esposa y enseñar juntos para elevar esa misión.”
Ambas autoridades saben lo importante que es el mensaje que sus esposas tienen, es por eso que se esfuerzan por encontrar la mejor manera de involucrar a sus compañeras eternas de acuerdo con las necesidades de la misión, las oportunidades que surgen en el camino y las impresiones del espíritu.
Realmente es cierto lo que compartió el profeta Gordon B. Hinckley durante la Conferencia General de octubre de 1996:
“Que magnifico tesoro son las mujeres de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. Aman a esta Iglesia, aceptan su doctrina, honran su lugar en la organización y dotan de belleza, fortaleza y luz radiante a sus congregaciones.
Cuan agradecidos les estamos, cuanto les amamos, les respetamos y honramos.”
Fuente: thechurchnews.com