Todos queremos ser felices, sin embargo, encontrar la felicidad en la vida cotidiana puede ser una tarea difícil muchos.
Que sea difícil no quiere decir que sea imposible. Aquí te compartimos 6 pasos sencillos, pero significativos que cambiarán tu manera de ver las cosas y podrá traer más felicidad a tu vida.
1. Sé agradecido por las cosas simples y sencillas
Agradecer las cosas que a veces pasamos por alto o damos por seguras es un buen recordatorio de las bendiciones que tenemos.
Pueden ser cosas simples y sencillas como un día soleado, poder comer un helado, escuchar tu canción favorita en la radio, que tienes un trabajo o cosas que en ocasiones das por sentado.
La gratitud también puede mejorar tu salud física, mental y emocional, y combate los síntomas de la ansiedad, al enfocarnos en cosas que sí podemos controlar.
El presidente Nelson compartió:
“En mis nueve décadas y media de vida he llegado a la conclusión de que es mucho mejor contar nuestras bendiciones que dar cuenta de nuestros problemas.
Sea cual fuere nuestra situación, el mostrar gratitud por nuestros privilegios es una receta espiritual de efecto rápido y perdurable.
¿Nos libra la gratitud de pasar tristeza, congoja y dolor? No, pero sí calma nuestros sentimientos, no da una mayor perspectiva del propósito mismo de la vida y de sus bondades”.
2. Deja atrás el orgullo
No te dejes llevar por tu ego ni permitas que hable por ti. Esto pasa cuando nos dejamos llevar por el orgullo y no reconocemos nuestros errores, culpamos a los demás por nuestras carencias y deficiencias.
Amarnos a nosotros mismos es reconocer nuestras debilidades y fortalezas, trabajar en aquello en lo que se necesita mejorar y desarrollar los talentos que tenemos.
El ego nos lleva al orgullo, el orgullo desecha toda humildad y nos aleja del Señor. Empezamos a creer que podemos hacer todo por nuestra cuenta, nos negamos a nosotros mismos las bendiciones y poderes de los cielos.
Sin la guía del Señor, ¿cómo podemos esperar tener una felicidad eterna y verdadera?
El presidente Ezra Taft Benson enseñó:
“El orgullo afecta de manera adversa todas nuestras relaciones: nuestra relación con Dios y Sus siervos, entre esposo y esposa, padres e hijos, patrón y empleado, maestro y alumno, y entre toda la humanidad…
El orgullo opaca nuestro sentimiento de hijos de Dios y de hermandad con los hombres; nos separa y divide en “clases”, de acuerdo con nuestras “riquezas” y nuestras “oportunidades para [instruirnos]” (3 Nefi 6:12).
El antídoto contra el orgullo es la humildad: la mansedumbre, la sumisión. Es el corazón quebrantado y el espíritu contrito”.
3. Deja el pasado atrás
El pasado esta para aprehender de él, no para vivir en él. Deja de torturarte por las cosas que una vez pasaron, déjalo atrás.
Si alguna vez alguien te ha lastimado, aprende a perdonar. Corta lo que te ata a esa persona. Si te atormentas por los errores que cometiste, confía en el poder expiatorio de Jesucristo. Él tomará esa carga por ti.
Nunca podrás empezar un nuevo capítulo de tu vida si sigues arrastrando una carga innecesaria. Puedes ser libre ahora. Solo déjalo ir o resuelve aquello que te ata, ya sea la culpa, el rencor o el pecado. Confía en tu Salvador. Tu felicidad empieza ahora.
El élder Jeffrey R. Holland compartió:
“Cuando hayamos aprendido lo que tenemos que aprender y hayamos traído con nosotros lo mejor que hayamos experimentado, entonces miremos hacia el futuro, tomemos en cuenta que la fe siempre apunta hacia el futuro. La fe siempre tiene que ver con las bendiciones y las verdades y hechos que aún serán eficaces en nuestras vidas”.
4. No te compares con los demás
Podrán haber muchos influencers, artistas y cantantes en el mundo, pero los estándares de perfección que tienen son casi siempre una ilusión. En lugar de buscar ser como los demás, atesora las cosas que te hacen diferente al resto.
Nuestro Padre Celestial nos ha creado con dones y talentos especiales, con características únicas y con un espíritu de valentía. Somos Su creación más preciada, debemos tratarnos como tal.
Tu felicidad no depende de las cosas que otros tienen o de cuan popular puedas llegar a ser, depende de ti. Depende que cuánto te valoras. Podemos esforzarnos por aprender a amarnos tal como Dios nos ama. En Él encontraremos felicidad en lo que más importa.
El élder D. Todd Christofferson aconsejó:
“El amor de Dios es infinito y perdurará para siempre, pero lo que signifique para cada uno de nosotros dependerá de cómo respondamos a Su amor”.
5. Ten pensamientos positivos
Los pensamientos positivos siempre atraerán cosas positivas. Al igual que contar tus bendiciones, puedes enfocarte en las cosas que brindan alegría a tu vida.
Nos toma la misma energía caer en la preocupación que mirar el mundo de una manera más positiva. La felicidad que buscas dependerá de los tipos de pensamientos que tengas.
Además, las personas que logran alcanzar sus metas, no son aquellas que se enfocan en todo lo negativo, sino aquellas que afrontan la vida con optimismo.
El presidente Thomas Monson aconsejó:
“No podemos dirigir el viento, pero podemos ajustar las velas. A fin de tener la mayor felicidad, paz y satisfacción posibles, decidamos tener una actitud positiva”.
6. No te alejes de tu Salvador
Cuando te encuentres abrumado por las dudas, los desafíos, las dificultades y la tentación, confía en Cristo. Cuando la vida no sea lo que esperabas y aquellos en quienes confiabas te decepcionan, sigue confiando en Él por completo. Hagas lo que hagas, ¡no dejes al Salvador!
Pase lo que pase, no te alejes del Señor. Él es el único que te conoce a la perfección y quien siempre querrá lo mejor para ti. Él te mostrará el camino que lleva a la felicidad y la vida eterna.
Stephen W. Owen, ex presidente general de los Hombres Jóvenes enseñó una vez:
“A veces, el camino que tengamos por delante parecerá oscuro, pero continúen siguiendo al Salvador. Él conoce el camino; de hecho, Él es el camino”.
No dejes que el mundo se robe tu felicidad. Esperamos que al emplear estos consejos puedas traer la felicidad que tanto ansías a tu vida.