Una lista de todas las cosas que Jesús no ha hecho

milagros jesús dios

Hace poco recibí un mensaje de texto de un misionero que servía en nuestro barrio. Él le estaba haciendo esta pregunta a diferentes personas: “¿Qué ha hecho Jesucristo por usted?”

Pensé en el trillón (sí, ese es el número) de cosas que Él ha hecho por todos nosotros y el otro trillón de cosas que hizo en mi vida, y traté de responder de manera sucinta.

Pensé: “Sería más fácil enumerar todas las cosas que no ha hecho”. 

Pero luego recordé que todas las heridas, desilusiones e injusticias de la vida han sido cometidas por otros seres humanos, no por nuestro Salvador.

Cuando nos hundimos en el espiral de la autocompasión y consideramos todas las cosas irreflexivas e incluso crueles que las personas nos han hecho, recordemos que Cristo nunca, con nadie, ha hecho lo siguiente:

mano del señor

Te ha menospreciado o se ha burlado de ti.

Dijo una cosa pero hizo otra.

Prometió ayudarte, pero nunca lo hizo.

Te puso un apodo desagradable.

Te obligó a hacer algo que no querías hacer.

Participaba de chismes sobre ti.

Se unió a los demás para acosarte.

Fue injusto contigo.

Dijo que eras un tonto, feo e insuficiente.

Hizo muecas por algo que dijiste.

Te ignoró.

Te abandonó.

Quizo hacerte sentir menos.

Dijo que prefería a alguien más.

Hablaba con los demás sobre los errores que cometiste.

Te dejó con hambre o te golpeó.

Te robó.

Podría continuar, enumerando docenas de heridas infligidas por otras personas. 

Todos hemos pasado experiencias a causa del trato descortés del género humano. Sin embargo, Cristo siempre ha sido amoroso, bondadoso, misericordioso y presto a rescatarnos.

Quizás la palabra “asombroso” debería haberse reservado solo para Él.

¿Quién es más misericordioso, más presto por vernos mejorar? ¿Quién nos da los mandamientos que pueden asegurar nuestra felicidad? ¿Quién ha prometido ser nuestro Abogado ante el Padre y quiere que cada uno de nosotros regrese a casa? 

Nuestro maravilloso Señor Jesucristo.

Cuando tropezamos y nos sentimos llenos de vergüenza, derramando nuestro corazón y nuestro pesar en oración, ¿quién está más presto a perdonarnos? Nuestro Salvador. 

¿Quién permite las pruebas que nos hacen crecer, y está ahí para socorrernos, enseñarnos y ayudarnos a superarlas? Jesús.

Él no espera a que nuestra vida termine para recién sanar nuestras almas. Él nos ayuda ahora, en nuestro momento de necesidad. 

Él nos inspira y nos da revelación por medio del Espíritu Santo. Se angustia cuando pecamos y acude a nosotros para ayudarnos a regresar al sendero. Nos sorprende con pequeñas bendiciones que necesitamos, coincidencias que no son coincidencias.

Pacientemente nos ha enseñado el camino para alcanzar la Vida Eterna. Él ha estado a nuestro lado a través de nuestras peores pruebas. Nos ha concedido milagros. Ha sido nuestro mejor amigo.

Bajo la dirección de nuestro Padre Celestial, creó los cielos y la tierra (DyC 14: 9). Él ha restaurado Su evangelio en estos últimos días para que podamos seguirle y venir a Él.

Nos ha dado la oportunidad de sellarnos eternamente a nuestra familia. Él ha brindado Su sacerdocio a los hombres de la tierra para que accedamos a las ordenanzas salvadoras. Nos ha rodeado de buenas personas para que sean nuestros amigos. 

Sí, hay personas malas en el mundo. Pero también podemos encontrar personas con almas hermosas, esas personas que se esfuerzan por vivir los mandamientos y quieren ayudarnos a hacer lo mismo.

El Señor se sometió a los hombres inicuos que lo crucificaron para obedecer el plan de Su Padre y asegurar nuestra resurrección.

Y, lo más grande de todo, Él ha sufrido por cada angustia, enfermedad, dolor y pecado que alguna vez hemos soportado o que sufriremos. 

Ha pagado el precio de todos nuestros errores. Todo lo que debemos hacer es arrepentirnos y nuestros errores serán borrados gracias al Salvador.

Su sacrificio expiatorio por nosotros va más allá de la comprensión. Lo único que podemos hacer es derramar lágrimas de humildad y gratitud. 

Es real. Y es para todos y cada uno de nosotros.

Lejos de Jesucristo

¿Y qué ha pedido la Luz del Mundo a cambio?

Que nos arrepintamos, que lo amemos y lo sirvamos. De ninguna manera nos ha pedido que nos igualemos a Él, solo pide que nos esforcemos para colmarnos con mucho más de lo que merecemos. 

Al pensar en estas dos listas, nos damos cuenta que la lista de malos tratos se puede superar y sobrellevar, ser perdonados y seguir adelante. 

No quiero sugerir que sea fácil, pero se puede hacer, especialmente con Su ayuda. Meditemos en las maravillosas bendiciones que tenemos gracias a nuestro Salvador.

Cristo

Suyas son las acciones que deben llenar nuestros corazones y mentes. Los suyos son los rasgos que debemos emular a medida que nos esforzamos por llegar a ser más como Él.

Busquemos deliberadamente ejemplos de Su amor todos los días. Compartámoslos con los demás. Escribámoslos. 

A medida que nos acerquemos a Él, veremos cómo estos dones crecen, como un pequeño árbol que se convierte en un árbol fuerte y robusto.

¿Desaparecerán nuestras dificultades y problemas? No. Pero veremos cuánto las superan las bendiciones de Dios. 

Y eso nos ayuda a estar agradecidos. 

No nos dejemos desviar por la desgracia, contemos nuestras bendiciones. 

¿Qué ha hecho Jesús por ti? Todo.

Fuente: Meridian Magazine

| Para meditar

Deja un comentario*

comment_before*