La mentira más grande sobre la Iglesia de Jesucristo

iglesia de jesucristo templo

¿Has escuchado la mentira más grande sobre la historia de la Iglesia de Jesucristo? 

Bueno, si la respuesta es no, has venido al lugar correcto, porque la gran verdad está a punto de salir a la luz.

Pensaste que lo habías visto todo, pero no es así. 

Lo que estás a punto de descubrir es algo que ni siquiera está en el radar de la mayoría de las personas, incluidos los que se esfuerzan arduamente para persuadir a todas las naciones, pueblos, lenguas y personas sobre las circunstancias “escandalosas” de la Iglesia de Jesucristo.

Ni siquiera ellos han podido apreciar el alcance de la mentira de la que hablaremos porque son ellos mismos quienes la propagan, gritándolo a los cuatro vientos.

Una fe impresionante

Uno de mis queridos amigos solía irradiar fe. Había vivido muchos años bendiciendo a otros con su amor por el Señor y por la Iglesia que lleva Su nombre.

Luego, con el deseo de “aumentar” su fe, comenzó a ver algunos videos y podcasts publicados en las redes sociales con títulos un tanto dudosos.

Cuando lo volví a ver, su semblante ya no era el mismo. “Tengo serias preocupaciones sobre lo que solía creer”.

Con cierta sorpresa, le dije: “¿Estás poniendo tu confianza en la palabra de esa persona?”.

Sí, así fue. 

Con una fe impresionante, tomó la palabra de este individuo por encima de la de los testigos, tanto históricos como contemporáneos, que había llegado a conocer de manera personal hasta ese momento. 

Yo quedé confundido e impactado… y honestamente todavía lo estoy.

Es sorprendente que alguien puede dejar su propia fe de una manera tan implacable y un tanto impulsiva. Si estuvieras en paz con tus creencias, ¿realmente necesitarías hacer eso?

Sabemos que existe un esfuerzo constante y persistente por parte de personas que “sacan a la luz” las duras verdades de la Iglesia. Pero, ¿es eso realmente lo que está sucediendo aquí?

La gran verdad

En ciertas ocasiones me he preguntado: ¿cómo es que alguien tan intensamente preocupado por desafiar las convicciones, consideradas preciosas por millones, puede dormir tranquilamente por las noches?

O convencerse de que alguien más, tal vez el presidente Russell M. Nelson, Gordon B. Hinckley o Brigham Young, son los verdaderos monstruos de la historia.

Si pudieras persuadirte a ti mismo y creer que estos hombres están haciendo algo realmente dañino para MUCHAS personas, tal vez eso podría calmar su conciencia a causa de la difícil obra de la desconversión.

La tarea es difícil para cualquier influencer. Persuadir a las personas que realmente han conocido y escuchado a estos líderes religiosos de que algo terrible está sucediendo no es algo sencillo.

No importan los mensajes poderosos que hayas escuchado en la Conferencia General. Olvídate de lo que sentiste en ese momento… porque estos influencers te quitarán la venda de los ojos con “la verdad”.

¿Y qué verdad es esa? 

Que todos y cada uno de estos líderes, sostenidos por muchos como profetas videntes y reveladores, en realidad te han estado “mintiendo todo el tiempo”.

También se nos dice que los que siguen a estos profetas y entregan su corazón y su vida al Evangelio restaurado, en realidad están de acuerdo con esta mentira.

Todo esto representa lo que a algunos les gusta promover como la “impactante verdad” detrás de la Iglesia de Jesucristo. 

Pienso que es hora de ver esta verdad por lo que realmente es, dándole la debida apreciación como la mayor de todas las mentiras de la Iglesia.

Lesiones en la fe

“Pero espera”, alguien podría decir, “¿no has oído hablar de todo lo que es cuestionable dentro de la historia de la Iglesia?” 

Por supuesto. No es nada nuevo. Pero si crees que estas acusaciones son nuevas revelaciones entonces no te sorprendas cuando algo cambie en tu corazón, tu mente y en tu fe.

Eso es exactamente lo que sucede cuando aceptamos como verdadero un punto de vista interpretativo de gran sospecha. Nada de esto, por supuesto, se presenta al público como un “punto de vista interpretativo”.

Ese sería un ángulo terrible para quien realiza un video o podcast: “Ven a escuchar mi opinión, una de muchas, sobre este punto de la historia”. Es mucho mejor decir incansablemente que estás revelando “otra evidencia condenatoria de que todo el mundo está siendo engañado”.

Cada vez que recibes otro contenido viral de estos “salvadores”, aquella “evidencia” solo se vuelve una carga más pesada sobre tus hombros, una que viene acompañada de frustración, conmoción y distanciamiento. 

Me gustaría que pienses en esto: La información sobre la historia del mundo nunca habló por sí misma. Todas y cada una de las pruebas requieren un intérprete, alguien que le dé sentido.

La pregunta clave es esta: ¿quién interpreta y cuenta la historia de lo que significan esos datos? ¿Es alguien que se puede considerar imparcial? ¿Sincero? ¿Honesto?

Esto es lo que tenemos que responder por nosotros mismos con todo lo que tenemos en juego, porque cada una de esas dudas puede causar lesiones en nuestra fe. Recuerda, no solo contamos historias, las vivimos. Todo lo demás proviene de ellas. 

Nadie puede quitarnos lo que una vez vivimos o sentimos.

Evidencias

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Estos “evangelizadores” saben muy bien lo angustioso que sería para muchos que una afirmación fuera aceptada como “verdadera”.

Las experiencias que las personas tuvieron y creyeron por el Espíritu del Señor, de repente, se desvanecen. Las cosas que alguna vez pensaron que eran preciosas, sagradas y dignas de confianza, de repente son expuestas como algo opuesto.

Estos influencers parecen prosperar con el pesar de ver mitigada la fe de las personas. ¿Acaso no es así como la “verdad” sobre la Iglesia llega a quienes la escuchan (y la creen)?

Hay sentimientos de sorpresa. Horror. Lágrimas y desesperación. Ira y amargura.

¿Qué pasó con los “frutos del Espíritu”? ¿O la evidencia interna de haber recibido algo que es, de hecho, cierto?

Esos sentimientos negativos definitivamente nos demuestran que no es una verdad en absoluto. Como enseñó una vez José Smith: “la verdad se siente bien”.

Y tenía razón.

Envenenando a las personas

El dolor puro y la angustia que con tanta frecuencia viene después de aceptar una acusación contra la Iglesia debería ser indicio suficiente de que algo no esta bien.

Eso debería hacernos ver lo que realmente está sucediendo. No es una “investigación más profunda” o “decir la verdad con valentía” o “salvar a otros del engaño”.

Si este fuera un ejemplo de “sacrificio heroico para descubrir la verdad”, entonces el dolor que muchos sentirían tendría sentido, al menos sentirías una paz real… algo más que un mero consuelo mental.

Por supuesto, no todo lo que es correcto se siente inmediatamente bien o claramente en paz.

Y muchas cosas muy erróneas se sienten fascinantes, especialmente al principio. No siempre notamos la diferencia, especialmente porque esa emoción se puede manipular.

Pero no se puede hacer lo mismo con la paz que solo el espíritu puede dar. Es algo que no se puede fingir.

Es el tipo de seguridad inquebrantable que llevó a muchos mártires a su muerte, y que hace que todo el dolor valga la pena.

El sentimiento inexpresable

Si tienes alguna duda, por supuesto, tal vez puedas volver a ver una de las últimas publicaciones que reforzarán aún más dichas dudas.

Pero aún así, no se comparará con lo que una vez experimentaste.

Como el sentimiento que tuviste en una charla misional o la primera vez que escuchaste a alguien decir: “Vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí”.

En ese momento, ¿qué sensación tuviste?

Algo en lo que puedes confiar. Algo que no es fácil de explicar, pero muy fácil de sentir.

Un sentimiento que está siempre disponible

Si realmente deseas “incrementar” tu fe, tienes la increíble oportunidad de hacerlo, tal como se describe de manera clara y poderosa en los últimos diez discursos de nuestro profeta viviente en la actualidad.

A todos los demás que dedican gran parte de su tiempo y talento a quebrantar la fe de quienes buscan seguir a estos líderes, simplemente les diría: “Detente, deja de envenenar a las personas”.

¿De verdad crees que engañamos a este pueblo al compartir un mensaje que causa tanto gozo en sus corazones?

A todos aquellos que ya se han visto afectados por estos persuasivos influencers, por favor, escúchenme con claridad: no son los profetas vivientes de Dios los que les mintieron.

Son este puñado de personas que comparten contenido desde sus habitaciones los que lo hicieron. A pesar de lo que te puedan haber dicho, ellos no pueden quitarte lo que una vez sentiste. 

Solo buscan alimentarte de historias de sospecha y desconfianza sin que te des cuenta de que es un veneno. Sí, algo que para ellos es la mayor mentira de la Iglesia, que has sido engañado todo este tiempo.

Pero no, no es así. Los líderes de esta Iglesia son personas bondadosas, sinceras y reflexivas, que han dado su vida para compartir un mensaje de esperanza y sanación con el mundo.

Eso no significa que a veces no me cueste entender o me agrade lo que dicen. Hay una razón por la que los profetas fueron apedreados en el pasado, se suponía que iban a contracorriente.

Pero, ¿realmente se ven y se sienten como “mentirosos”? ¿Qué están “motivados por la codicia y el poder”?

Por supuesto que no.

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Recuerda que todo lo bueno viene de Dios. Lo que sentiste fue de Dios, la certeza personal que viene del mismo Espíritu Santo, de que todo es verdad.

¡Realmente lo es!

A mis preciados y asombrosos hermanos y hermanas: Sí, realmente solían sentir eso. Y pueden volver a sentir Su presencia.

Esa lesión en su fe puede sanar, al igual que un corazón herido. Siempre y cuando pidan primero en oración que el “velo oscuro de la incredulidad” sea sacado de su mente y corazón.

Al hacerlo, se darán cuenta que esa “Gran Mentira” no podrá con el poder del Espíritu. 

Fuente: Meridian Magazine

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