Cómo fue sellarme en el templo después de 5 meses de matrimonio civil

Mi esposo y yo nos casamos por civil en abril. Cuando nos comprometimos, imaginamos que nuestra boda sería diferente a como fue. Esperábamos poder hacer convenios en el templo entre nosotros y Dios. Pero, luego sucedió todo lo del COVID-19.

Aclarar nuestras prioridades

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Estoy segura de que muchos se pueden familiarizar con esto. Pasamos mucho tiempo tratando de priorizar lo más importante mientras nos preparábamos para nuestra boda. Después de algunas semanas, cada una de esas prioridades ya no fueron opciones.

Después de 2 meses de reevaluar nuestros planes de boda, decidimos que lo más importante era el matrimonio en el templo. Llamamos al templo y fijamos una fecha.

Una semana después, esa fecha también se canceló, debido a que la Iglesia anunció que todos los templos estarían cerrados hasta nuevo aviso.

No teníamos idea de qué hacer. Oramos juntos y sentimos que el Señor quería que nos casáramos más temprano que tarde. Estábamos (y todavía estamos) en una pandemia y tenernos el uno al otro para apoyarnos durante un momento tan difícil fue fundamental para nosotros.

Cambiar la fecha original de la boda

Decidimos casarnos en abril en lugar de nuestra fecha original en mayo. Nos casamos por civil en una pequeña ceremonia con solo 10 personas presentes físicamente. Ese era el número permitido de personas para una reunión al aire libre en ese momento.

Mi familia pudo ver la ceremonia a través de Zoom. Fue una ceremonia corta y en nuestros votos, ambos expresamos cuan ansiosos estábamos por sellarnos en el templo.

Si bien el día de mi boda fue muy feliz, también sentimos un poco de decepción.

Ambos teníamos una recomendación para el templo vigente y éramos dignos de hacer convenios entre nosotros y con Dios en Su casa. Pero, eso no dependía de nosotros por el momento.

Durante nuestros primeros cinco meses de matrimonio, no pudimos sellarnos en el templo debido a las restricciones debido al coronavirus. Durante estos cinco meses, pasamos tiempo conociéndonos, afianzando nuestra relación y aprendiendo a adaptarnos para vivir juntos.

El templo

Después de cinco meses de casados, decidimos reevaluar nuestro sellamiento.

Originalmente queríamos sellarnos en Portland, Oregón. Esa todavía no era una opción para nosotros, porque no vivimos en Oregón. Optamos por un templo en Utah, donde vivimos actualmente, debido a las restricciones mencionadas.

Nos decidimos por el Templo de Manti, Utah. Este templo es parte de la historia de la Iglesia y la historia familiar de mi esposo. Uno de sus antepasados ​​fue el principal cantero durante la edificación de dicho templo.

Ahí se casaron sus bisabuelos, abuelos y padres. Mi esposo es el menor de siete hermanos y ninguno de ellos decidió casarse ahí.

Creo que la razón por la que necesitábamos casarnos por civil en medio de todas estas restricciones fue porque el Señor deseaba que nos selláramos en este templo.

Nos sellamos en agosto y estoy segura de que hay muchas otras razones por las que las cosas sucedieron de esta manera. Solo sé que todo sucedió como debía.

Convenios en el templo

El Espíritu se sintió muy fuerte ese día en el templo. He estado en muchos sellamientos y este tuvo un espíritu especial.

Al principio pensé que me sentía así porque, al fin y al cabo, era mi propio sellamiento. Sin embargo, muchos de los invitados se acercaron más tarde a decirnos lo mismo.

Creo que ese día el espíritu especial provino de la calma del templo. Éramos los únicos ahí ese día. Abrieron el templo por nosotros y lo cerraron tan pronto como nos fuimos.

matrimonio

Más tarde descubrimos que nos sellamos en la misma habitación que los padres de mi esposo. Fue muy especial, sobre todo porque la madre de mi esposo falleció hace unos años. Aunque no tuve la oportunidad de conocerla, estoy segura de que ella estaba en esa habitación.

Nuestro sellador nos recordó la importancia de todos los convenios que hicimos antes de nuestro sellamiento. Mencionó que todos estos convenios se construyen uno sobre otro.

Finalmente, dijo que sabía que ambos esperamos este momento durante mucho tiempo. Él tuvo toda la razón.

Debido a que el estado de Utah permite que las personas se reúnan en grupos de 50, logramos que nuestras familias vinieran a la ciudad. Asimismo, se nos permitió tener 16 invitados en nuestra ceremonia de sellamiento.

¿Hay alguna diferencia?

Al día siguiente, mi cuñada me preguntó si pensaba que había alguna diferencia entre estar casado solo por civil y estar sellado. Mi respuesta fue un rotundo SÍ.

Durante los últimos meses, reflexioné sobre la importancia de los convenios en el templo. Como por un tiempo no pude hacerlos, ahora me siento más agradecida por ellos de lo que hubiera estado de otra manera.

La gratitud que siento por estos convenios en el templo es más de lo que podría esperar sentir. La seguridad que siento en mi relación con Dios y mi esposo se ha fortalecido.

Para aquellos que todavía están esperando la oportunidad de sellarse en el templo, deben saber que la espera realmente vale la pena. El Señor los ve y los escucha. Serán bendecidos por su fidelidad y perseverancia durante este momento difícil.

¿Conoces a alguien que se haya casado solo por civil durante la pandemia? ¡Comparte este artículo con esa persona!

Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Zoë Holyoak y fue publicado en thirdhour.org con el título “Making Temple Covenants After 5 Months of Civil Marriage”.

| Vida S.U.D

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